RAFAEL HELIODORO VALLE. Poeta, ensayista, periodista, historiador, catedrático y diplomático. Autor de una prolífica y variada producción literaria, ensayística y periodística que lo ha situado en los puestos más importantes de las letras hondureñas del siglo XX, nació en Comayagüela, Honduras, inició sus estudios en Tegucigalpa, capital del país. En 1909, con la ayuda del Cónsul de México en Honduras, José Manuel Gutiérrez Zamora y una beca otorgada por el gobierno mexicano, ingresó, después de trasladarse a la Ciudad de México, a la Escuela Normal de Tacuba.
Con apenas veinte años de edad, se dio a conocer por su producción poética a través de su libro El Rosal del ermitaño que lo dio a conocer como uno de los más afortunados continuadores de la corriente modernista en territorio centroamericano. El propio Rubén Darío tuvo palabras de elogio para Valle respecto de su obra. A pocos meses de su llegada a México y con la ayuda del escritor Juan de Dios Peza, se inició como articulista en varios diarios, entre ellos "La República".
La Revolución mexicana lo obligó a regresar a Honduras en donde fundó el Ateneo de Honduras en colaboración de los intelectuales hondureños Alfonso Guillén Zelaya, Salatiel Rosales y Froylán Turcios. Entre 1915 y 1921 inició su carrera diplomática al ser nombrado Cónsul de Honduras en Alabama. En 1917 publicó El perfume de la tierra natal, a través del cual subrayó su predilección por los paisajes naturales de su tierra natal.
En 1921, invitado a regresar a México por Jaime Torres Bodet para ocupar un destacado cargo en el Ministerio de Educación, bajo la dirección de José Vasconcelos. Paralelamente redobló sus colaboraciones periodísticas en la mayoría de los diarios de habla hispana, hubo ocasiones en que colaboraba en setenta periódicos al mismo tiempo. Durante la década de los cuarenta obtuvo el grado de doctor en Historia por la Universidad Nacional Autónoma de México.
Con la llegada al poder en Honduras del reformista Juan Manuel Gálvez, en 1949, Valle fue nombrado embajador de Honduras en Washington en donde permaneció hasta 1955. Desde allí se esforzó denodadamente con la colaboración de otros creadores e intelectuales como el peruano Jorge Basadre, el colombiano Germán Arciniegas y el argentino Eduardo Mallea, por difundir la cultura hispanoamericana por los principales foros intelectuales y artísticos de los Estados Unidos de América. A la muerte de Gálvez, Valle fue destituido de su cargo como embajador, circunstancia que sumió al humanista en una amarga desilusión que lo condujo a apartarse definitivamente de la vida política.
Regresó a México para dedicarse de lleno a sus investigaciones históricas y literarias, sin embargo la muerte le sobrevino en 1959. El gobierno mexicano le otorgó, después de muerto la condecoración "Cruz del Águila Azteca" que solo se concede a los más altos exponentes del conocimiento.
Entre las distinciones que obtuvo estuvieron, Doctor Honoris causa por la Universidad Nacional Autónoma de Honduras, Premio Cabott como periodista continental de América, Miembro de la Academia Española de la Lengua.
De sus obras destacan: El convento de Tepotzotlán; México Imponderable; Bibliografía maya; Oradores americanos; Cristóbal de Olid, Santiago de América; Bibliografía de Manuel Ignacio Altamirano; Semblanza de Honduras; Iturbide, varón de Dios; Visión del Perú; Historia de las ideas contemporáneas en Centroamérica y La rosa intemporal, Antología poética.
RAFAEL HELIODORO VALLE. Poeta, ensayista, periodista, historiador, catedrático y diplomático. Autor de una prolífica y variada producción literaria, ensayística y periodística que lo ha situado en los puestos más importantes de las letras hondureñas del siglo XX, nació en Comayagüela, Honduras, inició sus estudios en Tegucigalpa, capital del país. En 1909, con la ayuda del Cónsul de México en Honduras, José Manuel Gutiérrez Zamora y una beca otorgada por el gobierno mexicano, ingresó, después de trasladarse a la Ciudad de México, a la Escuela Normal de Tacuba.
Con apenas veinte años de edad, se dio a conocer por su producción poética a través de su libro El Rosal del ermitaño que lo dio a conocer como uno de los más afortunados continuadores de la corriente modernista en territorio centroamericano. El propio Rubén Darío tuvo palabras de elogio para Valle respecto de su obra. A pocos meses de su llegada a México y con la ayuda del escritor Juan de Dios Peza, se inició como articulista en varios diarios, entre ellos "La República".
La Revolución mexicana lo obligó a regresar a Honduras en donde fundó el Ateneo de Honduras en colaboración de los intelectuales hondureños Alfonso Guillén Zelaya, Salatiel Rosales y Froylán Turcios. Entre 1915 y 1921 inició su carrera diplomática al ser nombrado Cónsul de Honduras en Alabama. En 1917 publicó El perfume de la tierra natal, a través del cual subrayó su predilección por los paisajes naturales de su tierra natal.
En 1921, invitado a regresar a México por Jaime Torres Bodet para ocupar un destacado cargo en el Ministerio de Educación, bajo la dirección de José Vasconcelos. Paralelamente redobló sus colaboraciones periodísticas en la mayoría de los diarios de habla hispana, hubo ocasiones en que colaboraba en setenta periódicos al mismo tiempo. Durante la década de los cuarenta obtuvo el grado de doctor en Historia por la Universidad Nacional Autónoma de México.
Con la llegada al poder en Honduras del reformista Juan Manuel Gálvez, en 1949, Valle fue nombrado embajador de Honduras en Washington en donde permaneció hasta 1955. Desde allí se esforzó denodadamente con la colaboración de otros creadores e intelectuales como el peruano Jorge Basadre, el colombiano Germán Arciniegas y el argentino Eduardo Mallea, por difundir la cultura hispanoamericana por los principales foros intelectuales y artísticos de los Estados Unidos de América. A la muerte de Gálvez, Valle fue destituido de su cargo como embajador, circunstancia que sumió al humanista en una amarga desilusión que lo condujo a apartarse definitivamente de la vida política.
Regresó a México para dedicarse de lleno a sus investigaciones históricas y literarias, sin embargo la muerte le sobrevino en 1959. El gobierno mexicano le otorgó, después de muerto la condecoración "Cruz del Águila Azteca" que solo se concede a los más altos exponentes del conocimiento.
Entre las distinciones que obtuvo estuvieron, Doctor Honoris causa por la Universidad Nacional Autónoma de Honduras, Premio Cabott como periodista continental de América, Miembro de la Academia Española de la Lengua.
De sus obras destacan: El convento de Tepotzotlán; México Imponderable; Bibliografía maya; Oradores americanos; Cristóbal de Olid, Santiago de América; Bibliografía de Manuel Ignacio Altamirano; Semblanza de Honduras; Iturbide, varón de Dios; Visión del Perú; Historia de las ideas contemporáneas en Centroamérica y La rosa intemporal, Antología poética.