CON JUAN MANUEL TERÁN
Diálogo con JUAN MANUEL TERAN MATA La más auténtica representación de la Filosofía en México no figura en la Academia Mexicana de Filosofía que acaba de crearse, afirma el licenciado Juan Manuel Terán, uno de los catedráticos jóvenes que son ya legítimo orgullo de la Universidad Nacional.
Puede repetirse ?en su opinión? el viejo refrán popular que dice: "Ni son todos los que están, ni están todos los que son".
?Nadie sabe hasta ahora qué es la Academia Mexicana de Filosofía, si es Academia, si se trata de hacer verdaderos estudios filosóficos, y menos aun si obedece a los intereses culturales de México?prosigue diciendo el licenciado Terán. Tal parece que sus constituyentes no tienen idea de lo que debe ser una Academia que invoca un estilo nacional en su formación.
¿Quiénes no figuran en ella?
-Están ausentes de un plan que ni es académico ni es mexicano los mejores representativos de las disciplinas filosóficas, que han surgido a través de largos esfuerzos en la Facultad de Filosofía y Letras, en el Centro de Estudios Filosóficos, en el Colegio de México. Así lo ha puesto de relieve la información que se ha dado sobre el nacimiento de esa institución que, desde su origen, viola los más elementales principios de concurrencia libre de las ideas y de los hombres. Es de suponer que, utilizar el pomposo nombre Academia Mexicana si se habla de buena fe, para nacionales y extranjeros, significaría que en su seno se reúne la representación cultural nacional en lo que atañe a la Filosofía.
Pero según las informaciones se dice que los organizadores han invitado sin hacer exclusión de ideologías.
-Desde su promoción ese centro se perfiló como una organización tendenciosa, por cierto de carácter escolástico, y esto, como es bien sabido, además de constituir una manifestación unilateral del pensamiento, es una concepción rezagada en la historia de las ideas y muy especialmente en el México actual. Esta mentalidad, bajo cuyos auspicios ha nacido ese centro, se ve confirmada al constituirse autocráticamente. Es una academia que surge bajo la denominación pre-establecida de unos cuantos, cuya autoridad académica ignoramos, por más que parece conferir "capitanías" e "imperios".
Está usted señalando un riesgo, pues de ser así las ciencias del espíritu retrogradarían. ¿No habrá un mal servicio de información?
-Francamente, el riesgo que implica la institución de ese centro puede ser de mayores consecuencias que las que a primera vista aparecen. Podrá creerse fuera de México que nuestra información filosófica ha quedado rezagada en la expresión de una filosofía dogmática, como es la escolástica. Es posible que el nuevo centro se reduzca a un membrete que, presentado fuera de México, podría acarrear consecuencias lamentables en la información de las personas que desde fuera miran nuestro movimiento cultural con atención y buena fe.
Publicado en "Excélsior" el 5 de agosto de 1947.