MRS. GRISWOLD LIDERESA FEMINISTA
Diálogo con FLORENCE T. GRISWOLDMRS. GRISWOLD LIDERESA FEMINISTA
Una de las líderes pro-Hoover en la reciente campaña presidencial del vecino país, Mrs. Florence T. Griswold, charló largamente ayer en el vestíbulo del Hotel Geneve con uno de nuestros redactores sobre tópicos que atañen a las relaciones que actualmente fortalecen nuestro país y los Estados Unidos.
Mrs. Griswold es la fundadora de la Panamerican Round Table, institución que ya tiene actividades fecundas en México, y además de ser la única mujer que forma parte, en representación de Texas, del Comité Nacional del Partido Republicano, acaba de ser designada miembro de la Comisión que por dicho Estado organizará los trabajos a favor de la Gran Feria de Chicago que va a verificarse en 1932.
Conocíamos ya la personalidad de Mrs. Griswold, sabíamos que ella había salido a la defensa de México cuando el incidente provocado por una bandera mexicana que las mujeres querían regalar a la ciudad de Filadelfia, cuna de la Independencia de Norteamérica, y no ignorábamos la significación que esta gran dama tiene dentro del mundo social y político de su patria a la vez que la influencia que ejerce en otros sectores del pensamiento de este hemisferio.
Hablar con Mrs. Griswold es realizar agradables ratos en que la inteligencia femenina agrega nuevos argumentos a favor del feminismo e informarse de muchos asuntos palpitantes, porque la distinguida visitante ?que efectúa su cuarto viaje a México? es una de esas mujeres que tienen el privilegio de estar al tanto de lo que se piensa y se planea en el mundo de los constructores espirituales. Dotada de una fina sensibilidad, inquieta en su vida interior, a pesar de la calma aparente que muestra. Mrs. Griswold tiene una enorme simpatía, esa luz que se trasluce y se vierte hacia las almas invitándolas a la acción y al bien.
Cuál es el ideal de la mujer actual.
?No se diga que las mujeres queremos arreglar al mundo en unos cuantos días? comenzó diciéndonos. Los problemas son tantos que lo único que anhelamos es que los hombres nos permitan colaborar con ellos en la tarea de resolverlos. Los hombres hacen el pan que nosotras cocíamos antes en casa, fabrican nuestros vestidos y los de los niños, han dotado de confort al hogar, han especializado en la repostería, la cocina, la horticultura, tantas cosas han hecho? Es natural que al irnos desalojando de los lugares que ocupábamos nosotras querramos ayudarles en el manejo de los negocios públicos ?añadió sonriendo.
Y luego nos habló de sus hermosas y bravas campañas, de lo que hizo como partidaria de Mr. Hoover en la lucha que elevó a este al poder, de lo que está proyectando para intensificar el programa de la Panamerican Round Table. Aunque su viaje es de recreo en estas vacaciones, verá si le es posible ponerse al habla con las damas del Cuerpo Diplomático acreditado en esta capital para que forjen un nuevo vínculo panamericanista, y luego?
Corte de conciliación del mundo occidental.
?Luego veremos?nos dijo? si llevamos a feliz culminación una idea que nos está preocupando seriamente. Se trata de crear la Corte de Conciliación y Arbitraje del Hemisferio Occidental, para que ella resuelva las dificultades pendientes o aquellas que surjan entre los pueblos de Panamérica. Necesitamos hacer obra de paz, de entendimiento, de comprensión. El momento es propicio y hay que aprovecharlo.
Piensa también que hay que llevar adelante el pensamiento de celebrar una asamblea de la Panamerican Round Table, no sabe si en San Antonio Texas o en esta capital. A esa reunión concurrirían pocas delegaciones, pues lo que se quiere por ahora es que haya un principio de trabajos a fin de estudiar un programa de acción conjunta; que todos expongan sus puntos de vista y que, conociéndose, la tarea se haga más eficaz. Esos grupos que ya tienen ramificaciones en nuestro país, Texas y Nueva York y pronto en la Florida laboran independientemente de la Unión Panamericana que anima el espíritu múltiple del doctor Leo S. Rowe, pero con este se hallan en continuas relaciones, atendiendo sugerencias y afinando los procedimientos para la tarea idéntica.
?De ese modo ?nos subrayó la distinguida dama? los triunfos que nuestra Mesa Redonda realice, serán del panamericanismo y cuando nos suceda un fracaso, la Unión Panamericana nada tendrá que ver con él, sino que sencillamente se comentará: ?Son las mujeres las que tienen la culpa??
Mrs. Griswold nos hace un inteligente guiño cuando tal comentario ha hecho. Su conversación ha entrado en el momento vibrante. Se anima toda ella y entonces comprendemos la poderosa sugestión que ejerce sobre los hombres de pensamiento dinámico en su país. Se nos viene a los labios este o aquel nombre de político norteamericano y ella nos dice, por ejemplo: ?Es de los que mira de frente y tiene algo aquí?, señalándose el sitio del corazón. ?Tiene mucho dinero y habla con sinceridad?, insinúa refiriéndose a otro.
Es muy probable el viaje de Hoover.
Y en seguida, respondiendo a una de nuestras preguntas, afirma: ?Hoover es un gran presidente. Es muy probable que lo reelijamos.
¿Y ya habló usted ?interrumpimos? con el Presidente Ortiz Rubio?
-Hace poco fui invitada a tomar el té en Chapultepec. Parece que me reconoció, pues ya habíamos sido presentados en 1915 cuando él viajaba para Nueva York. Por cierto que a petición mía me dejó de su puño y letra un memorándum sobre los propósitos de la Revolución Mexicana, por vía de información. Me agrada mucho su sencillez, su manera de tratar los asuntos de que se le habla.
Hablamos, naturalmente, del proyectado viaje de Mr Hoover a México. Yo creo que no lo hará ?nos dice Mrs. Griswold?, Mañana le escribiré contándole mis impresiones de México y hablándole de que aquí se sigue creyendo que hará esa visita.
Mrs. Griswold opina que las relaciones entre nuestros dos países no pueden ser mejores y que México hará de muy poco tiempo, grandes progresos. A su juicio se ha ganado mucho terreno para que la corriente de cordialidad sea fuerte y al mismo tiempo para despejar el ambiente que habían enturbiado los ?que por oficio siembran odio?, ?esa gente con mugre?, añade hablándonos en jerga de por acá. Claro que todavía hay quienes más allá del Bravo sigan creyendo en los ?mexican bandits? y nada saben de lo que en este país por sus tremendas posibilidades, por su deseo de reconstrucción, por su arte, en fin, tantas cosas?
Cuando le preguntamos por las perspectivas que tiene la mujer ciudadana en los Estados Unidos para llegar a los más altos puestos de la administración pública, nos dice:
-Podemos llegar hasta la Presidencia de la República ¡Espérense, que alguna vez será nuestro turno!
¿Pero no lo prohíbe la Constitución?
-La Constitución, dice: ?We, the people? y entiendo que las mujeres somos ?pueblo? ¿O no? Hay alcaldesa, ha habido una gobernadora, hay seis diputadas, varias que son altos funcionarios de la Justicia Federal. Ahora se está pensando en que Ruth Hanna Mc Cormick sea senadora.
?Es una mujer extraordinaria?puntualiza con energía?, La haremos senadora de los Estados Unidos. ¡Que mujer! Es rica, es bella y es muy inteligente? ¿Qué más? ¡Ah! Es también una mujer llena de humanidad. ¿Sabe usted que construyó unos establos para proveer gratis la leche de vaca a los niños pobres? Y no sólo eso, se puso a estudiar la técnica para que esas vacas dieran la leche apropiada para los niños. Las mujeres podemos ayudar a los hombres a resolver problemas colectivos, ¿o no?
Ya finalizando nuestra entrevista nos pregunta por algunas mexicanas a quienes conoció cuando el incidente de nuestra bandera en Filadelfia: Elena Torres, Eulalia Guzmán, Luz Vera, y Julia de Ruisánchez. Cuando la primera pronunció un discurso aludiendo al por qué no se entendían los Estados Unidos y México, hizo esta afirmación que a todos los tocó en el alma: ?Porque nos falta una verdadera religión?.
?Yo creo? concluyó Mrs. Griswold? que lo que aquí y allá se necesita para que haya comprensión y estimación, no son leyes sino educación. De nada sirve que a mi hijo, por ejemplo, yo le enseñe la ley prohibicionista; lo que yo le debo enseñar es a que beba como beben los caballeros?
Publicado en ?Excélsior?, México D. F. 28 de julio de 1930.