ENTREVISTA CON RAFAEL SÁNCHEZ DE OCAÑA
Diálogo con RAFAEL SÁNCHEZ DE OCAÑA ¿Cómo sería el Quijote si Cervantes lo hubiera escrito en América? ¿Por qué los escritores más distinguidos en Hispano-América no se han ocupado de algún tema cervantino? ¿Será posible que bajo el régimen actual que Tiene España se celebre dignamente este centenario de Cervantes?
Estas y otras preguntas dan el pulso de mi reciente conversación con Rafael Sánchez de Ocaña, doctor en filosofía y letras de la Universidad de Madrid, periodista de ideas -como dijo Alfonso Reyes de un pensador inglés- , humanista que da honor a su cátedra de Historia de España en nuestra Facultad de Filosofía y Letras y en la que tuve el gusto de asomarme al mundo de Séneca que sigue nutriendo las más finas raíces de la política y de la filosofía en España auténtica. Conversar con Sánchez de Ocaña es como darse por invitado a revisar una serie de temas de los más entrañables para el hombre que contempla el vivir, no como un vano espectáculo sino como una lucha lenta, tenaz, en que cada día es una nueva hazaña del deber, una victoria contra enemigos implacables que están en la levadura amarga del hombre. Pero si Sánchez de Ocaña es un enamorado de la moral de Séneca, gusta a veces solazarse en la contemplación de los agoreros jardines de Epicuro, y se deleita al derramar la sabiduría que acendrá en las urnas sobrias de su estilo. Se escucha una vez se le lee, se usufructúa la erudición que ha venido recogiendo en sus incursiones en la tierra de la antigüedad clásica, y ya no es posible dejar de ser uno de sus oyentes, porque es un expositor que sabe transparentar lo que ha ido recogiendo entre ambrosía y espuma, allí donde sazonan los gustos en que oscila el brillo misterioso de los siglos y se acidula suavemente la ironía.
Esa tarde -en la que me ha dado el privilegio de ser su avaro interlocutor- el maestro ha regresado de un banquete sabatino en el que truncó la sobremesa para alimentar alegremente nuestro diálogo,, saboreando el uno de esos tabacos que le confiere la personalidad del primer fumador del mundo y tras los cuales agazapa su comedimiento matizado por la sonrisa burlona que sólo se atreve a ser prólogo de la carcajada.
De súbito hizo su ya esperada aparición el gran tema cervantino. Ninguno mejor para dibujar la trayectoria de un diálogo en el que muchos de los problemas actuales del hombre hallan su ámbito natural.
-Sí, hay que seguir releyendo el Quijote?
Más que Cervantes -digo yo citando a Varona-, lo que se necesita es lectores del Quijote. Muchos no llegan a las Novelas ejemplares.
-Quizá tengan razón. Es que Cervantes es el hombre de una sola obra.
Cervantes, ¿no le parece?, Nos vuelve a plantear el problema del gran escritor que siendo un gran clásico es muy popular. Porque muchas veces se equivoca el dictamen del pueblo. Andan por allí algunas canciones muy populares que, a la vuelta de unos cuartos años, nadie recuerda. Hay también novelas muy leídas, que carecen de valor.
-Ahí tiene usted el caso de Beranger, un poeta popular que es mediocre; pero cuyas canciones tuvieron en su época un gran sentido político. Yo creo que el problema consiste en no ser inactual. Hay que crear algo que en el tiempo no muera, que tenga un valor preciso
Se advierte que en nuestra América el Quijote comenzó a ser leído después de que consumamos la independencia. Se me ocurre también que antes de esta Dante estuvo en entredicho.
-Asía Palacios hace notar la influencia árabe sobre La Divina Comedia. No me acuerdo en estos momentos el nombre de este escritor. Era un murciano?Asia ha demostrado que la arquitectura de La Divina Comedia se relaciona con no sé qué poema de un gran poeta árabe? Es curioso que nadie antes se Asín se haya fijado en esto.
Poco después de consumada la independencia apareció en México la Quijotilla,. De don Joaquín Fernández de Lizardi. En uno de los capítulos explica por qué ha dado ese nombre a la protagonista.
-Creo que una mujer no puede hacer el papel del Quijote.
¿Y por qué?
-Porque a la mujer le hace falta una cantidad de entusiasmo e idealismo en un sentido universal, que no puede tener en ese sentido, sino concreto, limitado. Esto se halla en pugna con lo otro, que busca nuevos horizontes. La mujer, por naturaleza, tiene una cosa es esencial en la vida; una creación de carne y hueso. La invención del artista siempre está más allá de lo temporal.
En mis últimas investigaciones bibliográficas sobre temas cervantinos en la América hispánica he encontrado que muy pocas pero muy pocas de las mujeres escritoras se han ocupado de esos temas.
-Es que Dulcinea es un mito. La mujer en Cervantes es una pobre hidalga, de un pueblo de la Mancha, sin ninguna visión estética.
También se advierte que los que han intentado llevar a la escena viva al Quijote, han fracasado.
-Es que no hay escena adecuada para el Quijote, la que él le ha trazado.
Por otra parte, el público sólo ve el aspecto ridículo en las dos figuras centrales de la novela.
-Es que el Quijote es un tipo doloroso.
Pero Cervantes pensó forjar un tipo que moviera a realizar.
-Yo creo que no. Cervantes por fortuna, era inconsciente a ese respecto.
Y creía que sus novelas ejemplares estaban mejor.
-La última novela de él, de estilo bizantino; no recuerdo su nombre en este instante? Se desprende una enseñanza muy dolorosa para Cervantes y es que debe llegar en las aventuras al final de que Dios es neutral, como los dioses de Lucrecio. El cree que esta novela es lo mejor que ha escrito, pero no lo es. Cada gran artista tiene un mensaje que no logra reflejarse en una sola obra como Cervantes en el Quijote o en varias como Shakespeare. La gente se ríe?
Pero muchos no entienden el drama.
-La gente no tiene entendederas. Porque, insisto, el Quijote es uno de los libros más amargos que ha producido la literatura universal. La historia de don Quijote es una historia de fracasos.
-Quizá a consecuencia de ellos, Cervantes pretendió evadirse hacia América. Sobre él, ya no cabe duda, América ejercía una poderosa seducción.
¿Y qué hubiera ocurrido si Cervantes hubiese venido a América? ¿No habría escrito el Quijote? Entonces ¿qué hubiese escrito? El piensa en América? Ya ha escrito El rufián dichoso? Otra cosa: América era entonces algo así como un país de cuento de hadas en el que todo lo imposible, posible era?
-Claro que estas preguntas son demasiada profecía.
Un tinterillo cualquiera le dijo que no, que buscara acomodo en otra parte, y así dieron carpetazo a su solicitud.
-Seguramente que ni el Rey lo supo.
-El rey era Felipe III y de seguro que el acuerdo que recayó sobre su deseo de que se le diera un empleo en América fue redactado, sin conocimiento del Rey, por alguno de los señores del Consejo de Indias.
Cervantes nos dejó en su Viaje del Paraíso los nombres de muchos poetas de los cuales no conocemos ni un verso, tan sólo sus nombres. Por él se han salvado. Quizá ellos, que eran sus amigos le contaron maravillas de América.
-América era el país inverosímil que agitaba las mentes europeas. Al ver que fracasaba su tentativa de trasladarse a ella, Cervantes entonces derivó su atención hacia la mancha. Pero en América había más campo; por otra parte más habitantes, nuevos paisajes. Don Quijote pudo haber realizado sus ensueños aquí. Don Quijote tropezó en España con la Santa Hermandad, que puso una resistencia a su ensueño. En América no había esto.
Sin embargo, en América don Quijote se habría encontrado con algunos marqueses.
-Pero en su país estaban mecanizados y en América había libertad enorme para las hazañas de Don Quijote.
¡Y se habría encontrado con el indio!
-Exactamente. El, que tenía un sentido de humanidad, videncia, como lo prueba en todos sus aspectos. Don Quijote, se abría enternecido en presencia de los indios y habría peleado en su defensa.
La selva, el mar, la vasta naturaleza americana, habrían sido estímulos fascinantes para su acción.
-Pequeños bosques tenía en España Don Quijote. Aquí se habría encontrado con un paisaje distinto al español; con un paisaje de humanidad diferente? Es probable que se hubiese puesto de parte de los indios. Creo que les había ofrecido su lanza y su espada.
Pero la mancha es limitada y a la vez ilimitada, y América en aquel entonces no había sido descubierta aún.
-América habría ofrecido a Don Quijote el misterio. Don Quijote en América habría luchado contra la naturaleza y contra la organización española que se basaba en un criterio de dominio, que abrogaba los instintos de libertad por los que el Quijote luchaba a todo momento.
-Don Quijote cree que la naturaleza es bondadosa, y, en cierto modo que la civilización corrompe. Y, por lo tanto, puede decirse que es un precursor de Juan Jacobo Rousseau.
Y de Chateubriand en Atala.
-Cuando Europa se cierra? Quién sabe por qué instinto el busca un horizonte nuevo, y se lo niegan.
En cierta forma quería convertirse en uno de los utopistas del Nuevo Mundo.
-Exactamente. El habla varias veces de México, elogia la cortesía mexicana, los jinetes.
Y habla de Tenochtitlán, a la que columbraba en sueños. Quizá había leído a López de Gomara.
-Habría que ver. Quizá a don Antonio de Solís.
Se me ocurre, porque, Gomara ya era muy leído en Europa a fines del XVI. Hace poco que Romero de Terreros puntualizó la hipótesis de que la primera vez que Shakesteare escribió el nombre de México fue en El mercader de Venecia, cuando acababa de aparecer, editada en Londres, la historia de López de Gomara.
-El Quijote es muchos nombres.
El Quijote es sinfónico.
-Cervantes había sido esclavo en Argel y es natural que creyese que en América habría una tierra de libertad.
¡Un paréntesis! Estoy leyendo ahora a Navarro Ledesma para seguir fielmente la ruta de Cervantes.
-Navarro Ledesma era mi profesor de Literatura en el Instituto de San Isidro. Era un hombre eminente, malogrado.
¡Qué maravilloso libro!
-Creo que es de lo mejor que se ha escrito sobre Cervantes. Creo que su vida en Italia, en la que recuerda con simpatía y con nostalgia, fue la de sus desamores y sus grandes goces; y en contraste estuvo el periodo de esclavitud y de amargura.
Pero si la ruta de Cervantes la ha trazado magníficamente Navarro Ledesma, la de Don Quijote la ha estilizado muy bien Azorín.
-Me parece que Azorín es uno de los grandes escritores de la lengua castellana. Por lo que escribe e insinúa es quizá más importante.
¿Y trató usted a Azorín?
-No le trate.
Pero sí sé que usted fue muy amigo de Unamuno.
-Y tan amigo, que alguna vez me atreví a preguntarle porque ya había escrito como pendant detrás de él, la biografía de Ignacio de Loyola.
¿Y qué le dijo?
-Estábamos en París. Nada me dijo. Don Miguel se calló.
Es que era muy vasco.
-Y, además, judío.
¡Cómo!
-Era de apellido Jugo. Tenía ascendencia austríaca. Y otra vez le dice también: "¿Cómo usted, que ha estado en contacto con las obras clásicas, no tiene un átomo del espíritu helénico?"
Pero él sabía el griego.
-Estupendamente. Leía a Homero en griego. Los judíos han sido refractarios al helenismo.
A pesar de que contribuyeron a difundir el helenismo.
-Y modificar las formas helénicas? Traicionan al helenismo para ser cristianos, que es lo más opuesto al helenismo.
Entonces los humanistas mexicanos como el obispo Montes de Oca, fueron mixtas sólo exteriormente.
-Es que Apolo y Cristo son opuestos. El cristianismo se refugia en lo bizantinismo lo sofístico del griego. Toma la parte dialéctica griega para estructurar sus dogmas. Pero su concepto de la vida es antagónico del concepto que tenía el griego. La herejía ha inventado dos cosas capitales: el racionalismo en la ciencia y en cuanto a la acción de la lucha contra las castas de Oriente,, y así fue como creó la democracia. Ciencia y democracia, las dos categorías de las cuales vivimos nosotros.
Pero volvamos a Cervantes que también se asomó al espíritu griego.
-Y a través del Renacimiento italiano, que resonó en Francia y en España, y llegó hasta Inglaterra. Cervantes iba con gran cautela, tratándose de ciertos asuntos religiosos. Ricote, el morisco, no permite hablar de la libertad de conciencia; pero Cervantes es muy cauto.
Es que la Inquisición, sí, la Inquisición?
-Es que no sólo defendía su reputación, sino también su libertad y su vida.
Pero si hubiera habido en España libertad de conciencia, ¿qué habría dado Cervantes en el Quijote?
-¡Un Quijote de mayores dimensiones!
Acaso un discurso más amplio sobre las armas y las letras. Y en la España de hoy, con sus muchas armas, ¿será posible que se festeje a Cervantes en este centenario?
-Los Galeotes serían toda la gente que defiende la libertad en España y. Todos en España se inclinan ante el dominio de la Iglesia y de la Falange.
Por lo que ya puede verse, el entusiasmo no es cordial en este centenario, y parece que vamos a celebrar lo mejor en América.
-Es que no puede haber entusiasmo en España con motivo de estas celebraciones. El Quijote es una Biblia de generosidad y de heroísmo, que está en pugna con la opresión desde el punto de vista político. Por lo tanto, Don Quijote lucharía con la gente que manda en España. Porque Don Quijote luchaba a favor de todo lo que en España o está proscrito.
Saldría, pues, con su lanza en ristre a pelear por la libertad de Pérez Galdos, de Mariano José de Larra, de Antonio Machado.
-¡Los Machado! Fui muy amigo de los dos, y los creó con igual rango literario, aunque Manolo se reconocía inferior a su hermano y no lo era. Tenían igual rango literario, no moral. Pero yo, que conocí mucho a Manolo, puede asegurar que su actitud hacia el régimen de Franco no fue una actitud sincera. No a todo el mundo se le puede exigir condición de héroe. Y como decía Rebelais, "por las ideas se puede llegar hasta la hoguera, exclusive".
Es que no todos tienen madera de santidad.
-Hay una cosa curiosa. Antonio sufrió la absorción de Castilla. La sufrió Carlos V cuando llegó a España sin saber hablar español. Y al final de su vida, al renunciar al imperio, ya estaba absorbido por Castilla. La sufrió el Greco, al llegar a Toledo, y en sus cuadros y sobre todo en sus retratos, sobre todo los de algunos hidalgos desconocidos, allí se puede advertir lo que estoy diciendo, y sólo viendo esos cuadros del Greco se puede reconstruir la historia espiritual de España que está representada por el con gran pureza. Y en nuestros días Unamuno, un vasco, se siente también conquistado por Castilla.
¿Y Manuel?
-En cambio Manuel tiene la veta graciosa de Andalucía, que da un sentido de despreocupación y quizá es explicara su aparente simpatía hacia un régimen que niega los valores espirituales. En Antonio se advierte una veta de senequismo, que su hermano no tiene. Por eso es el más español de los poetas de su tiempo. Castilla regalo íntimo, lo austero y profundo.
Casi a punto de terminar nuestra conversación, Sánchez de Ocaña insiste:
-¿Cómo se llama la última novela ejemplar de Cervantes? En El rufián dichoso aparecen las raíces de don Juan. Don Juan es españolísimo. Demasiado se sabe que Tirso de Molina estuvo en Santo Domingo y hasta han asegurado algunos eruditos que era hijo bastardo del Duque de Osuna. Pasó Don Juan a Italia. Ya rectificó Farinelli sobre lo que había dicho respecto a los orígenes de Don Juan. Después pasó a Francia con Moliere, a Alemania con Lenau, a Inglaterra con Byron. Se presentó en la clínica de Marañón y éste le examinó la sangre y Marañón sostiene que era un tipo feminoide, porque le gustaban mucho las mujeres?
¿Y usted cree, maestro, que Cervantes era un psiquiatra sin quererlo, como algunos lo dicen?
-Hay un libro muy interesante que ayuda a resolver esta cuestión. Se trata del que escribió el doctor Royo Villanova: La locura de Don Quijote. Todos llevamos un poco de esa locura. Todos tenemos lo más noble y lo más humano de Don Quijote.
Y quizá por eso nos gusta tanto leerlo.
-Pero también tenemos algo de Don Juan, eso sí, sin aceptar la conclusión a que Marañón ha llegado.
Marañón nos permite confirmar aquello del refrán popular: que el médico poeta y loco todos tenemos un poco. Y aquí llegamos a un tema muy escabroso que me parece muy conveniente entregar al doctor Lafora, ya que éste conoce mucho a Don Quijote y Don Juan y personalmente a Marañón.
Entrevista original, Fondo Rafael Heliodoro Valle, ERHE Expediente 179, 1947.