EMMA REH, ÍDOLOS EN TIERRA DE ALACRANES
Diálogo con EMMA REH STEVENSONRegresa de su jira por algunas comarcas del Estado de Guerrero la expedición científica en que han colaborado funcionarios federales de México y miembros del Comité Italiano para el Estudio de Problemas de Población, patrocinada por la Universidad de Roma. He conversado largamente con uno de los expedicionarios, mi amiga Emma Reh, quien forma parte del personal de Science Service, de Wáshington, D. C. y ha venido a dar los últimos toques a su libro sobre Monte Albán.
-Lo más fascinante de mí viaje ?dice Emma? fué sin duda haber encontrado en el Cerro del Quince, el sitio en que los indios todavía pagan reverencia a sus ídolos precortesianos y también adoran ríos, cerros y grutas. Para ellos los Primeros hombres no vinieron ni del Norte ni del Sur, sino del seno de aquella naturaleza vigorosa. Encontré que en dicho paraje había numerosas cáscaras de huevos de gallina, que son las ofrendas a los ídolos, lo mismo que tierra pútrida en la que seguramente depositan sangre de animales sacrificados... Traigo bastantes apuntes sobre todo esto.
Me los enseña; pero no permite que yo también tome mis datos. Será después, advierte. Otra sorpresa que tuvo: sobre una gruta había unas piedras adornadas con flores y todos los indios que iban pasando arrojaban más ofrendas florales. Cuando hay sequía llaman al agua del cielo quebrando huevos y quemando copal. Restos de ritos ancestrales, huellas de la religión solar.
¿Recibió mis cartas?
-Tan las recibí que las he traducido. Serán lo mejor de nuestra entrevista.
Mientras Emma llevaba su diario puntualmente durante esa jira, se daba tiempo para escribirme, Su primera carta decía así:
"Estamos ahora en esta región tlapanecana. Aquí es donde se encuentran los mexicanos y los mixtecos, y entre ellos están los tlapanecos. Los últimos son muy pocos, y las otras dos razas parecen haber sido más hábiles porque se adueñaron de las mejores tierras, pues los tlapanecos infortunados están en aldehuelas en las montañas remotas. No se les puede propiamente llamar aldeas porque las casas están esparcidas en las faldas de las montañas a veces sólo una choza con techo en una montaña. Este pueblo de Malinaltepec es el centro tlapaneco y tiene muy pocas casas habitadas. Hay una sola tiendecita, pero con poco que vender. Es difícil comprar víveres. Hemos traído lo que necesitábamos, desde Tlapa y Puebla. En camino para este lugar, pasamos por Tlacualpican y Chiautla, que son famosos por sus alacranes. San Jorge, un retrato en la iglesia parroquial de Chiautla, está cubierto solamente con ex votos de plata que representan alacranes. Pero el alacrán más grande que encontramos en un pueblo más al Sur y al otro lado del río, estaba en Ixcateopan. Ha sido muy interesante atravesar los ríos, transportar nuestro equipaje y las cajas de acero con instrumentos por medio de balsas o a espalda de indios robustos, cuya profesión los hace llamarse "pasadores". En Ixcateopan, la gente no nos quería porque éramos extranjeros y por consiguiente tuvimos que pernoctar en otro lugar, habiéndonos "pasado" a la otra margen en donde una o dos de las chozas abandonadas se hallaba habitada únicamente por los enormes alacranes. Pusimos nuestras camas de campaña afuera, bajo el cielo, aquella noche, y naturalmente que llovía.
"Aquí en Malinaltepec, hemos hecho un estudio antropométrico, médico y sociológico de la población mestiza tlapaneca. Debo poner punto final a esta carta, porque el correo casual va a salir en estos momentos para Tlapa, y por consiguiente hacia el mundo de más allá. Estamos cargando nuestras mulas, porque vamos a salir rumbo a Tlacoapan, un pueblo puramente tlapaneca, que está en estas montañas como a unas cuatro horas de camino, Allí haremos un estudio idéntico sobre los grupos de indios tlapanecas. Dentro de una semana saldremos para Ometepec, Guerrero, donde esperamos llegar el 7 de noviembre. Durante tres semanas no hemos visto, ni un periódico. Por favor, mándeme un ejemplar de EXCELSIOR a dicho pueblo, a Lista de Correos.
?Haremos también estudios semejantes entre los grupos negros que habitan la Costa Chica de Guerrero, lo mismo que de un grupo de negros mestizos, para poder, hacer una comparación, ya que el propósito de nuestro trabajo es el de determinar los resultados del "mestizaje en general?.
En su última carta, del 21 de noviembre, Emma decía:
"Le agradezco muchísimo los periódicos que me envió a Malinaltepec y Ometepec. Esas fueron las únicas noticias que nos llegaron del mundo exterior. Aquella región tlapaneca parece realmente otro mundo, algo aparte, ahora que estamos lejos de ella. Las Condiciones para trabajar nos fueron muy difíciles. La gente está completamente fuera de todo contacto con el resto de México. Aún los caciques de los pueblos que saben leer y escribir, nada sabían de lo que habla pasado en México durante los últimos meses, y muy poco de algo de lo que ha sucedido en los últimos años. Ningún periódico llega a la tierra tlapaneca, a excepción de una hoja que se imprime en Chilpancingo. El ejemplar más reciente de dicha hoja, estaba impreso hace seis meses poco más o menos. Naturalmente el pueblo no podía entender lo que nosotros estábamos tratando de hacer. Las pocas personas que encontramos un poco más educadas y que podían habernos comprendido, hacen su vida explotando a la clase más ignorante. Creo que el "listo" estaba un poco temeroso de que, con nuestra "superior" erudición, tratábamos de quitarle de alguna manera el mando de sus "súbditos". Por esa razón no quisieron cooperar, esperando recibir órdenes de funcionarios locales más altos. La autoridad en la tierra tlapaneca, quiero decir casi nada. Las montañas son muy altas y abruptas.
"El médico de nuestra expedición, don Manuel Trens, del Departamento de Estadística, cayó enfermo y nos dejó después de que casi habíamos terminado nuestro trabajo entre los tlapanecas. Entonces el resto de nosotros continuó hacia la Costa Chica de Guerrero, trabajando en medio de mayores dificultades porque el doctor Dino Camavitto enfermó seriamente a consecuencia de un "derrame de bilis" o algo parecido. En este momento, su rostro está todavía amarillo como la yema de un huevo, aunque ha vuelto a ponerse a trabajar. Nos procuramos telegráficamente otro médico para que saliese a encontrarnos desde Pinotepa, pero después de unos cuantos días de trabajo con nosotros, lo llamaron urgentemente y tuvo que regresar a su colonia de repatriados porque tenía que atender a los pacientes que dejaba. Por lo tanto, no sabemos cuánto tiempo más estaremos en la. Costa Chica. Realmente, es una linda "costa". Si yo no tuviera muchos asuntos pendientes que me reclaman en México, me gustaría pasarme por acá una o dos semanas después de que mis tareas terminasen. Estamos ahora estudiando "negros puros" y "zambos". Unos y otros son escasos, Nada es "puro" en esta costa. Hay toda clase de mezclas y casi siempre de las tres razas, indios, blancos y negros. Y sin embargo tenernos que hacer un estudio comparativo de negros puros y de mestizos de negros e indios. Comparativamente negros puros existen, pero los negros puros, y los indios que también son comparativamente puros, no se llevan bien unos con otros. El pueblo en general es más alto en esta costa que en el interior, Y los tipos más hermosos, tanto los hombres como las mujeres. Puede que eso se deba a la sangre negra que no es tan bella por sí sola".
"El pueblo, blanco, moreno y negro todos hablan un español muy curioso aquí. "Es" un tanto parecido al español de Cuba, pero sin "sonar" como aquél. Tanto en Cuba como en la Costa Negra de Guerrero la costumbre es la de comerse la "s". La costa Chica española se me parece en el idioma al inglés del Sur en los Estados Unidos, en donde también hay mucha gente negra. Tienen el mismo "acento". El blanco y el mestizo de la costa, hablan como los negros, y esto es también como entre la gente blanca de los Estados Unidos. Uno espera que los negros imiten a los blancos, pero no sucede así.
"Superficialmente, se diría que los negros nada tienen de su olvidada cultura africana. Viven en las casas de los mistados o amusgos y hacen sus utensilios domésticos como los indios. Las negras que son altas, muelen el maíz en los metates con Un movimiento perfectamente mixteco. Hacen las tortillas de manera muy diferente. En Guerrero la ocupación de la tortillera es callada. En el México azteca uno puede "oír" a cien metros cuando están haciendo tortillas. Pero aquí en la costa caliente negra las tortillas las hacen con un movimiento como de ladrón silencioso.
"Los negros han también adoptado del todo el cristianismo de los nativos. Van al Santuario de la Virgen de Juquila al igual de los mixtecos, amusgo, triquis y el resto de los indios de esta región de Oaxaca y Guerrero. Los negros se han "convertido" en indios, menos en lo que se refiere a su carácter personal. Las mujeres gustan de llevar más colores rojos que los indios, y un rojo de llama, no el rojo bugambilia que a los indios les gusta. Los hombres y las mujeres negras se pelean y se matan más frecuentemente que los plácidos indios. Los chiquillos de los negros juegan con machetes más grandes que ellos mismos. Los negros son de moralidad inferior a la de los indios. Mi trabajo, que fué dentro de normas sociológicas para investigar la composición de las familias, fue sobre todo entre los indios. Muy excepcionalmente encontré casos en que un indio tuviera dos esposas o una mujer dos maridos, complicando las genealogías desde los abuelos hasta los nietos. Pero entre los negros casi todos los niños en la familia son de una composición ligeramente diferente. Los matrimonios entre negros son muy escasos y las relaciones muy fáciles. Mis análisis sobre las familias negras son interminables porque cada tronco genealógico negro tiene innumerables raíces?
Publicado en ?Revista de Revistas? el 7 de enero de 1934.