ENTREVISTA CON OCTAVIO MÉNDEZ PEREIRA
Diálogo con OCTAVIO MÉNDEZ PEREIRA-Sólo la cultura nos puede salvar. La Universidad Interamericana será una gran realidad. Creo que hay que creer en el sentido real de la cultura en América y así nos opondremos al fanatismo. La de Panamá es una universidad en la que las puertas se abren sin miedo para que se expresen todas las ideas. Panamá es el centro de América y está esperando a los hombres que quieran decir desde ella su mensaje.
-Los que hemos nacido junto al mar, cuando nos encontramos en otra ciudad que no lo tiene, sufrimos la más punzadora nostalgia. Sólo a París le perdonó que no tenga mar.
He vuelto a charlar con Octavio Méndez Pereira, rector de la Universidad de Panamá, biógrafo de Balboa, el universitario que ha podido cumplir un programa al servicio de su patria y de la cultura, con una decisión y un optimismo que nadie le iguala en su tierra. Difícilmente habrá en América un hombre como éste que, aprovechando la posición estratégica de su ciudad, sirva de coordinador de las relaciones interamericanas. En medio de sus tareas abrumadoras, se da tiempo para recibir y agasajar a todos sus amigos; conversa, recrea, perfecciona diálogos, suscita problemas. Hemos charlado en nuestro encuentro en Caracas; le he visto pasar por México varias veces; le conocí en 1924 en Lima, cuando las estentóreas fiestas para celebrar el primer centenario de la batalla de Ayacucho. Y en Caracas, durante un improvisado conversatorio, en el que varios universitarios fuimos partícipes, Menéndez Pereira formuló su iniciativa para que se celebre un congreso de rectores universitarios, que después se resolvió debía llamarse Congreso de la Cultura Superior. La Universidad de Caracas iniciará las gestiones previas a la redacción del temario, y, desde luego, se insinuó la necesidad de dar mayor auge al intercambio de profesores, estudiantes y libros, a la equivalencia de los estudios y al análisis de los problemas de la educación en la postguerra. Se convino también en que ese congreso debe celebrarse el año próximo y el segundo en 1951.
-El segundo sería la más hermosa conmemoración del cuarto centenario de la Universidad de Lima.
-Que es gemela de la de México.
-Pero no hay que olvidar que la de México estuvo clausurada durante muchos años, mientras que la de Lima siguió trabajando.
-Sin embargo, he leído una monografía en la que se precisa que la Universidad de Santo Tomás de Aquino, en Santo Domingo se fundó en 1538.
-Pero también la cerraron; de modo que, a mi juicio, tiene primacía la de San Marcos.
-Usted ya tiene numerosas experiencias sobre el intercambio cultural en nuestra América.
-Puede decirse que hasta ahora es un fracaso. Por eso me ha parecido muy bien la idea que expuso Jorge Manach en nuestra conversación dentro de la Universidad de Caracas: la de fundar una superestructura que permita el efectivo intercambio de libros. Panamá ya ha iniciado el de catedráticos con Colombia y el Perú, lo cual me parece que puede generalizarse en América.
-Y el proyecto de una revista universitaria interamericana, ¿cómo va?
-Está resuelto que debe desarrollarse en esta forma: la de Colombia publicará el primer número, dos meses después la del Perú, y así sucesivamente, de modo que 40 meses después, la de Colombia tendrá que editar otro número. Cada edición recogería las investigaciones universitarias más notables.
-¿Y cómo es el convenio de intercambio entre Panamá, Colombia y el Perú?
-Es un convenio práctico, pues cada catedrático sigue disfrutando el sueldo de su Universidad; ésta le paga los gastos de viaje y al regresar recibe el título de "profesor honorario". A medida que otras universidades se incorporen al plan, será posible dar un gran paso al servicio de la cultura en nuestro continente. Debemos tener fe en lo que se acuerde durante el Congreso de Cultura Superior. Para que concurra a esa reunión ha sido convocado Américo Vespucio, por órdenes expresas de Germán Arciniegas.
-¿Podría renovarse en ese Congreso la polémica sobre la Universidad apolítica?
-Es posible. La Universidad debe hacer política, pero política elevada, porque no puede substraerse a ningún problema nacional o humano. Lo que no debe hacer es política partidarista.
-Si bien es muy difícil en ciertas ocasiones, porque hay grupos militantes que se creen con el derecho de planificar todas las actividades nacionales.
-Algunas veces los universitarios tienen que tomar una actitud frente a los problemas nacionales. La actitud de los de Panamá, recientemente, con motivo de la devolución de las bases militares, ha sido una actitud patriótica. No es cierto que haya habido la menor intervención de los comunistas. La Universidad de Panamá cree que debe ser mentora de ideas, y no debe ser influida por ninguna corriente extraña.
-La Universidad política, la Universidad apolítica, la Universidad libre, popular? entiendo que estos temas se asomaron a las discusiones de los universitarios hispanoamericanos que por primera vez se reunieron en Lima. ¿En qué año?
-No hay que decir el año, porque van a creer que soy viejo. En aquella ocasión, lo recuerdo muy bien, nos reunimos Juan Antonio Buero, del Uruguay; Nelio Rojas, de Argentina; Roberto Barrios, de Nicaragua; José Gálvez, del Perú, quien fue el autor del Himno a la juventud; Francisco Gálvez Portocarrero de Guatemala.
-¿Y usted, por Panamá?
-Por Panamá también éramos Juan Montes, J. J. Vallarino, que acaba de retirar su candidatura presidencial, y yo.
-Veo que casi todos han descollado en la vida pública e intelectual. Esto quiere decir que fueron realmente elegidos por el pueblo universitario. ¿Y los estudiantes de Panamá tienen intervención en el gobierno de la Universidad?
-El estudiante panameño ha mejorado mucho en todo sentido. Ha mejorado su calidad gracias a la autonomía. Figura en todas las entidades de gobierno y hasta la fecha su intervención ha sido favorable.
-¿Cual es el plan para la Ciudad Universitaria cuyos trabajos usted está dirigiendo?
-Es un plan de 10 años que nos permitirá construir unos 12 o 15 edificios. Por el momento se están construyendo cuatro, que servirán a la biblioteca, los laboratorios y las facultades de Ingeniería y Filosofía y Letras. Yo fundé la Universidad en 1935; es universidad nueva, que carece de tradiciones que respetar y que se orienta francamente dentro de un sentido interamericano que la distingue entre todas las de América. Tendremos también el Instituto de Investigaciones Interamericanas, hasta lograr que adquiera su plena calidad.
-¿Y los estudios humanísticos?
-Como en pocas universidades de América, nuestra Facultad de Filosofía, Letras y Educación, que equivale al "College" en los Estados Unidos, en el que se nutren los estudios de las artes liberales y las demás facultades.
-¿Cuáles han sido los maestros que más se han distinguido en ella?
-Por nuestra Universidad han pasado algunos de los catedráticos españoles de mayor prestigio: Luis Jiménez de Azúa, Juan David García Bacca, Mariano Ruiz -Funes, Fernando de los Ríos, José Bergamín, Odón de Buen, José Giral. Yo he sido maestro de varias generaciones y tengo el orgullo de decir que he podido formar el grupo más fuerte que sabe leer y escribir?
-¿Ha contado usted con el apoyo decisivo de los panameños para la construcción de la Ciudad Universitaria?
-Todos me han secundado en esta obra que se propone dar a Panamá un centro cultural de primer orden. No había tradición de estudios superiores. Creo contar con el apoyo del país; pero para llevar adelante esta empresa he abandonado la política y la diplomacia, ya que desde hace años he tenido el deseo legítimo de la de mi patria una ciudad universitaria, y, más que todo, una verdadera universidad.
-¿Que libro tiene usted en el telar?
-En colaboración con Arturo Torres-Ríoseco, una guía antológica hispanoamericana que se inicia en la época precolombina. La va a editar la Oxford Press. Se trata de un libro voluminoso. Quizá aparezca en este año. Tengo también en prensa un libro sobre la civilización hispanoamericana.
-¿Y por qué no sobre la cultura?
-Es que la civilización incluye la cultura. Este libro lo comencé a escribir en los Estados Unidos. Una editorial lo quiere publicar. Es el resultado de la cátedra que dicté, durante algún tiempo, en la Southern University de los Ángeles, California.
-Su biografía de Vasco Núñez de Balboa es una de las más admiradas.
-Mi Balboa, sin vanidad, ha sido uno de los mayores éxitos editoriales. Han aparecido seis ediciones: una en Panamá, tres en Buenos Aires, una en los Estados Unidos y otra en España. Cada edición ha sido de 10,000 ejemplares. Me propongo ahora publicar un libro que continuará al Balboa y que va a llamarse Tierra Firme, sobre la historia colonial de Panamá. Pienso bosquejar la vida de Panamá en episodios, como lo hizo Pérez Galdós, toda proporción guardada. Vendrá un tercer libro que será en torno a la personalidad del general Tomás Herrera, que es uno de los barones históricos más representativos de mi país. Por desgracia no tengo tiempo para terminar estos libros. Esta cosa administrativa? esta es una vida anquilosadora.
-¡Por supuesto que habrá una imprenta universitaria, una editorial!
-Las habrá. Estamos redondeando una serie que podría llamarse "Biblioteca de la Universidad de Panamá", en la que se daría a conocer la producción de los mejores panameños exclusivamente.
-¿Quiénes serían ellos?
-Arosemena, Morales, Ricardo Miró, Darío Herrera.
-En mis investigaciones emprendidas en la Hemeroteca Nacional de México, he tropezado continuamente con poemas de Darío Herrera. Parece que era amigo de Luis G. Urbina, cuando éste era el factótum en la revista El Mundo Ilustrado.
-El hijo de Herrera tiene varios manuscritos inéditos que podrían completar el volumen que le dedicáramos. Pero, por desgracia, no quiere cederlos para publicárselos.
-No es éste el único caso, porque también la familia de Ramón Rosa, el gran escritor hondureño, rehúsa hacer cesión de la Biografía de Morazán, para que sea publicada.
-Pero el problema editorial no es sólo tener a la mano nuevos materiales para divulgarlos, sino saber divulgarlos. Por eso estuvo bien en nuestro conversatorio en Caracas, que don Fernando Ortiz haya planteado este problema con toda claridad, proponiendo que cada una de nuestras universidades distribuya los libros que producen las otras imprentas universitarias.
-Concretando un poco más, ¿cuál debe ser en nuestra América la misión de la Universidad?
-No creo que esté de más repetir lo que hace poco he dicho en uno de mis ensayos: la misión de la Universidad ha de ser superior a la de otorgar títulos o dar patentes de sabiduría: tiene que dar y hacer cultura, capaz de encarnar e interpretar los problemas que plantea la transformación incesante de las ideas y de la vida; capaz, por esto mismo, de dar al traste con el funcionamiento inescrupuloso que paga con puestos a los que abandonan el estudio por la politiquería, que favorece el ascenso a posiciones de importancia o canonjías burocráticas a individuos mediocres y audaces, con postergación del mérito efectivo por el saber, por la virtud y por el patriotismo.
-Este es uno de los males congénitos de que adolece toda nuestra América. Sin embargo, todavía hay quienes tienen miedo a que las universidades produzcan demasiado número de gentes con título.
-Pero lo importante no es que tengan el título sino que ganen cultura. Debo reiterar que no veo qué mal puede haber en que un chofer sea mecánico y una cocinera haya estudiado dietética y un juez rural se haya recibido de abogado y un maestro de escuela tenga diploma universitario, y una sirvienta goce oyendo en el teatro música que no sea la afrocubana. A los que temen que así nadie podrá servir a otro, se les puede contestar que siempre habrá quienes puedan ganar a los trabajadores y que un trabajador culto será siempre más eficiente. La perfectibilidad humana no tiene límites y nunca puede ser un error el ensanchar la inteligencia hasta que adquiera un concepto general de la vida y del mundo que dé valor y sentido a un a la más pequeña de nuestras acciones o actividad.
-Afortunadamente, por la situación estratégica que la geografía brinda a Panamá, la Universidad de ustedes se halla en condiciones magníficas para recibir y difundir mucha buena simiente.
-A mí me sucede que por haber nacido junto al mar, cuando visitó otra ciudad que no lo tiene, me asalta una nostalgia enorme. Sólo a París le perdono que no tenga mar.
-Ya que ha mencionado usted a París, cuénteme cómo fue su polémica con el famoso aventurero francés Bunneau Varilla.
-Todos saben muy bien que Bunneau Varilla era un judío que se preocupaba por salvar a todo trance un dinero que tenía en Panamá y casi nos vendió al firmar en nuestro nombre el tratado de 1903, con los Estados Unidos. Los panameños le hemos condenado al desprecio de la posteridad. Había perdido una pierna y era propietario del diario parisiense Le Matin. Un día L´Illustration publicó unas páginas mías en que hablaba de la conducta de Bunneau Varilla. Entonces él se apresuró a compararme con le Pére Loricuant, aquel difamador que tergiversó la historia de la Edad Media. Le contesté que yo era capaz de repetir la escena de Mucio Scévola al poner su mano en el fuego y no quejarse, pues yo había dicho la verdad. Eso le dolió mucho a Bunneau; le dolió mucho que un héroe de la guerra mundial, como él hubiera sido atacado por un ministro de Instrucción Pública de Panamá, e inmediatamente se dirigió a Narciso Garay, que era nuestro ministro en París, y éste comunicó al Secretario de Relaciones de Francia que no sólo el gobierno sino el pueblo de Panamá estaban de acuerdo con lo que había yo dicho y hasta le envío mi Historia del Canal que está escrita en piedra: un libro de piedra, como ha dicho Germán Arciniegas. Al final de aquella controversia el gobierno de Francia me confirió la condecoración de la Legión de Honor, y al recibir la agradable noticia, recorté el periódico y a continuación se lo envié a Bunneau Varilla, con una tarjeta muy atenta?
-Una pregunta más, para concluir: ¿cuándo tendremos una buena biografía de Bolívar? Los libros de Cornelio Hispano, de Mancini y a última hora el de Diego Carbonell, son pasos ya en firme para la obra definitiva. Porque lo que es el Bolívar de Ludwig no nos convence?
-Ludwig nunca ha olvidado la defensa que hice de su libro. Estaba yo en Los Angeles, cuando me envió un ejemplar para que diera mi opinión franca en vista de los ataques que le estaban haciendo. Lo que yo dije entonces fue que nos interesaba mucho la opinión de un europeo y preguntaba por qué hemos de ser solamente nosotros, los americanos, los que podemos opinar sobre Bolívar.
-A Bolívar, como a Martí, le están haciendo mucho daño ciertas gentes, sobre todo los que pronuncian discursos sobre Bolívar, que duran varias horas.
-Conste que el mejor discurso que pronunció Bolívar, sin quererlo acaso, son estas palabras: "Panamá es la esperanza del Universo".
Octavio Méndez Pereira fue la personalidad intelectual más vigorosa que ha producido Panamá. Siendo ministro de Instrucción Pública, fundó 80 bibliotecas en el interior del país, más de 300 escuelas rurales, el Museo Nacional, la Escuela Profesional de Mujeres, dos escuelas normales rurales y la Universidad, habiendo dado poderoso ímpetu a las labores de la Biblioteca Nacional. Es educador y hombre de letras y uno de los dos ilustres embajadores de la cultura en la América Española, el otro fue Alfonso Reyes.
Entrevista original, Fondo Rafael Heliodoro Valle, ERHE Expediente 179, 1926.