ENTREVISTA CON MARIANO BRULL
Diálogo con MARIANO BRULL CABALLERO-La poesía es no solo el espíritu que anima a la belleza, sino aquella forma del saber que, independiente de su contenido ideológico o conceptual, en cualquier materia que la produzca, se basta a sí misma, como fenómeno de expresión.
-Vivimos una época de transición y como tal caótica y desordenada, y por ello mismo ninguna solución de índole parcial puede resultar operante para la humanidad. Como estamos al inicio de una era en que la ciencia ha revolucionado los hábitos de vida, solo el legislador desinteresado , capaz de captar los signos que orientan hacia el porvenir y de interpretar el anis profunda de los pueblos, podría inspirar las mejores fórmulas de vida, aquellas que estén más en consonancia con la dignidad plena del hombre. Hoy por lo tanto el papel del poeta desborda su oficio de creador de belleza con la palabra, para convertirse en creador de bien por la virtualidad de su acción social. Es posible que en un mañana, no muy lejano, será el legislador-poeta, quien mejor intérprete las aspiraciones de la humanidad.
-El esfuerzo por tratar de aislar a la poesía de todo lo que no fuera ella misma para obtener la "poesía pura", que dio lugar a controversias glamorosas en Francia ha tenido sin duda una repercusión mundial. El alcance de su penetración fecundante en la provincia de Hispanoamérica es difícil de precisar.
Mariano Brull, uno de los poetas que por su obra y su vida expresa la voz de la poesía emancipada de las escorias terrestres, me ha permitido que ya charlemos en torno al tema interno: la poesía. Hace poco vino a México en uno de esos viajes rápidos en que se reanuda el trato con los amigos y se redescubren muchas emociones, y tuvimos ocasión de estar junto a él, en una velada inolvidable en la que el tema central de su conversación fue Valery. Había dejado develen durante muchos años, desde nuestro encuentro en Washington. Me encontré en la plenitud de su inteligencia, de su sencillez. Es un hombre que ha tamizado sus experiencias a través de viajes por Europa por nuestra América y ha seguido siempre leal a su vocación literaria. Nuestra conversación se inició hablando de la cooperación intelectual que en París apareció hace algún tiempo como un organismo consultivo de la Sociedad de las Naciones. Casi todos los países de la América Española estaban representados en ella: Alfonso Reyes, Francisco García Calderón, Alcides Arguedas, Torres Bodet, Víctor Andrés Belaúnde, Diez-Canedo, Martíneche.
-Pero esto no se ha quedado en un movimiento estático, me dice: ha venido a desembocar en la UNESCO.
Hay mucho que decir sobre la cooperación intelectual. Hay muchos valores que continúan en la sombra.
-Tiene usted razón. Me consta, por ejemplo, que González Martínez y Alfonso Reyes son los valores más conocidos en toda América; pero hay otros escritores que, a pesar de tener fina calidad, continúan desconocidos. Ahí tiene usted al boliviano Alcides Arguedas, que fue conocido en nuestra América hasta que fue a París. En su país había publicado algunos libros, pero no era conocido más allá de su tierra. Nada escapa al reclamo, ni al talento. A mí me sucede que no leo un poeta nuevo si no me lo señalan, y es que tengo mucho que el.
A usted le pasa lo que a mí con ciertas películas de cine.
-Es que ya no estamos para perder el tiempo. Es que ahora los problemas que nos ciñen la atención, han aumentado de veinte años para acá.
Lo mismo merecía alguna vez Pedro Henríquez Ureña.
-La muerte de Pedro todavía nos conmueve. De mí se decir que aunque desde jovencito me sentí con vocación literaria, quien me dio el verdadero estímulo fue Pedro. Pedro nos piloteaba, Pedro nos llevó al mundo inglés y al norteamericano, nos puso libros en la mesa de estudio y nos obligó a interesarnos más por el inglés, pues se había dado cuenta de que nos interesaba más la literatura en francés. En 1927 me fui a vivir a París y entonces conocí a Paul Valery, en el PEN Club, gracias a Alfonso Reyes. Después me fui a Bélgica; más tarde volví a París y lo traté más de cerca, a través de Mathilde Pomes, la gran traductora de poetas españoles al francés. Mi conocimiento de Valery fue más profundo hacia el 30.
¿Y qué otro poeta le interesó entonces?
-Yo era vecino de Jules Superville, de quien he traducido algunos poemas.
¿el uruguayo?
-Sí, el uruguayo-francés. Un poeta notable, admirable. Trate también entonces a Valery Larbaud, aunque ligeramente. Estaba muy enfermo del riñón. Debe haber muerto. Nada he vuelto a saber de él. Quizá sepa algo Alfonso Reyes, que siempre está enterado. Los hispanoamericanos que entonces traté más fueron los hermanos García Calderón. ¡Aquel París de aquellos años!?
¿Y cree usted que renacerá ese mundo francés para la América Española?
-Hay que esperar que sea así. La guerra ha echado a muchos franceses a este lado del Atlántico; pero Francia tiene en sí un milagroso bálsamo que le cura las heridas.
¡Hay que esperar, pues, el renacimiento del ave-Francia!
-Sí, yo creo en el renacimiento francés. Creo que también hay un nuevo redescubrimiento de América. No hay que olvidar esto. Si en el romanticismo fue América, por su propia sustancia romántica, una fuente literaria para el escritor francés, ya puede afirmarse que el color local de América es nueva sustancia de los hombres de letras de Europa, por esta razón o por aquella. El hecho es que América sigue llamando la atención de Europa, y no sólo en lo político y en lo económico?
-Rivet, Soutstelle, Richard, todos estos franceses han encontrado en nuestra América el ámbito amable para sus estudios.
Y muy pronto veremos a los escritores metidos en su mundo local. Ya estamos en la post guerra. Pronto conoceremos muchas de las memorias de los que han visto muy de cerca ese infierno.
-Y hay algunas experiencias en los periódicos. Unos años más y volveremos al acervo novelístico y literario de Europa, como asunto. Alguien ha dicho que Europa se acaba?
-Habrá un periodo de transición en el que aparecerán influencias americanas, del norte y del sur. Se acabó la Europa de antes de la guerra, que estaba fundada en cánones y en principios que hoy no operan. Vivimos en una época diferente. Todas las construcciones se han derribado. Lo que caracteriza a la transición es que no se han creado las nuevas ideas. La vida sigue pero hay que tener una nueva filosofía que nos sirva de instrumento eficaz.
¿Entonces usted advierte que en Francia hay crisis en todos los órdenes de la vida?
-Es que no han encontrado al hombre poético, al creador, al vaticinador, al vate. En cambio, me parece que en México ya se esboza.
¿Quién es él?
-Me parece que Torres Bodet, en lo ético y en lo estético. Quizá algunos se sorprendan ante mi afirmación. Pero no olviden que el poeta es el hombre que es capaz de acercar a los problemas y las cosas con una actitud más desinteresada y por eso más inteligente, porque no tiene prejuicios.
Pero nos falta educación política. Creo que este es el problema fundamental en nuestra América y que mientras no se resuelva no será posible la convivencia humana.
-A pesar de las traiciones que nos han jugado los políticos y los revolucionarios sin ideal, vamos adelante. Nos empezamos a dar cuenta de que no hemos fracasado como creíamos. Lo importante es que nuestra democracia siga siendo el semillero de los hombres libres y los poetas hagan democracia creadora.
Quizá éste sea uno de los ángulos en que mejor resplandece Francisco de Miranda en su biografía de Picón-Salas.
-Debemos tener muy presente que la democracia es la raíz; y la aristocracia no puede surgir sin la democracia. Eso pasaría en Rusia y en cualquier otro país. Al mundo tiene que gobernarlo la aristocracia. Por supuesto que no me refiero a la que han llamado siempre así, sino a la del espíritu, a la de los hombres preparados.
Según usted, en esa democracia el hombre poético sería Bolívar, sería Martí.
-Martí aplica a lo político su genio poético y no deja de ser un poeta, aunque esté tratando las cosas más agrias de la política. Ese es el hombre desinteresado, que persigue el bien y la belleza.
Henríquez Ureña al hablar de Ruiz de Alarcón advierte que éste siempre tendía a que su obra estética crease valores morales.
-Ésa es una actitud fundamental en la obra de Ruiz de Alarcón. Alguna vez he formulado mi teoría sobre lo humano de la melodía, emanación de las entrañas del hombre y lo cósmico del ritmo. Necesitamos sojuzgar el ritmo a la melodía. En los primitivos el riesgo basta porque se entregan a con embriaguez.
Lo que equivale a decir que el poeta seguirá en lucha con el Cosmos.
-Sólo el poeta puede restablecer el equilibrio en el Cosmos. Recuerde usted aquellos versos maravillosos de Martí, que siempre nos hacen pensar en que Martí era esencialmente un poeta. "El canario amarillo tiene el ojo tan negro".
Sería muy justo que los poetas presentaran a la próxima mesa de la paz, que de pronto el señor Presidente dijera: ¡Tiene la palabra Mr McLeish! Y ya que recuerdo a Mc Leish, ¿cree usted que sea uno de los retos de mayor significación en los Estados Unidos?
-No estoy enterado respecto a la poesía norteamericana. Hay que hacer muchas investigaciones, hay que leer mucho. En los Estados Unidos haya algunos buenos poetas.
Entre los viejos yo he seguido a Frost, Sandburg, Pound. El bersolibrismo, la poesía pura, otra vez Withman con su clarín.
-No hay que olvidar que América ha producido poetas que cultivaron una suerte de poesía pura avant la lettres: en inglés Edgar Allan Poe -de cuya poesía arranca la controversia- y en nuestro idioma José Martí y Díaz Mirón. Hay también una respuesta de América: la jitanjafora. Para satisfacer a las exigencias de una poesía pura era necesario crear un lenguaje puro, solamente para uso de pájaros o de duendes. Yo he cultivado la jitanjafora, como se cultivan pequeños monstruos de fealdad o de belleza. Es a Alfonso Reyes a quien debemos un estudio desbordado de las más jacarandosa sal del saber.
¿Y ahora que prepara usted?
-Voy a recoger algunos de mis poemas de otra época. Estoy trabajando mucho.
¿Cómo y cómo va su versión de La joven Parca?.
-Quizá la publique en México. Tengo que vigilarla mucho. Tengo escrúpulos aún. Hay que revisarla bajo el Consejo director de Paul Valery. El lo sabía muy bien. No le vi más. Nos dejó la serpiente que representa lo ético y el Narciso que representa lo estético. Ese fue su secreto y quiso decirnoslo. No lo dijo, pero se lo hemos descubierto. Estos asuntos sólo los poetas los entienden.
Los poetas siempre hacen anticipaciones.
-Góngora y San Juan de la Cruz: San Juan a lo divino y Góngora a lo humano. No olvidar que los valores de San Juan no son los puramente religiosos, sino los poéticos. Dio algo más, que no dieron otros de los poetas religiosos. Superó el tema religioso. He aquí el caso del poeta superando el misterio, que es la última etapa que el hombre descubre con su muerte. ¡San Francisco de Asís y su canto a las cosas!? Ahí vemos la santidad. San Francisco vio el Cosmos y quiso ser su amigo y le tendió el puente de la simpatía.
Porque el poeta es ante todo, amor.
-El poeta es el único capaz de redimir al hombre, porque no tiene odios. En cambio, a un político, si le cae antipático un hombre?
¡Parece usted aludir a Rubén Darío!?
-Cuando Darío se olvidaba del hombre y se entregaba al poeta le salía en la palabra todo su don vaticinador. Le tocó hacer una revolución en nuestras letras y hoy es el vencedor; pero su mensaje se ha reducido un poco. Un mensaje que necesita estar vivo. En lo que queda de él, queda obra grande, aun reduciéndolo a sus poemas esenciales. ¿La "Sonatina"? Concesiones a la música fácil tuvo que hacer Darío, porque de otro modo no habría podido triunfar. Le tocó iniciar su revolución frente a un clasicismo muy enemigo y a un romanticismo despeinado.
En alguna ocasión me decía Pablo Neruda que él no sería posible sin que antes hubiese habido Darío. Porque Darío trajo a la poesía en América el acento de la libertad.
-Un hombre quiere hacer una casa, pero tiene que destruir una loma. Todos somos un poco hijos de Darío. Neruda tiene razón. Todo lo inclinaba hacia lo estético.
¿Usted alude al cisne de engañoso plumaje?
-En cambio, González Martínez ha hecho gran poesía con valores éticos, y es esa su originalidad; consiste en haber hecho frente a esos temas. Y tuvo el valor para hacerlos. Unos temas que ya parecían desusados.
Pero, como en Darío, en González Martínez esa poesía es sólo en el.
-Ellos pueden crear entusiasmo, plantear problemas; pero no hay ninguno de los que los han seguido, que haya triunfado.
Convengo con usted en esa afirmación. Cada poeta es un caso.
-Alfonso Reyes representa una poesía que se renueva con savia nueva y clásica. Es un poeta que difícilmente tendrá sucesores, porque su poesía es en el mismo.
Es lo que dijo Rubén en Prosas profanas.
-Pero Reyes lo hizo con dimensiones menores. Los arroyitos clásicos, románticos, van hacia él. Crea así una poesía en sí mismo y que no tiene parangón. Reyes es de la estirpe fáustica, geothiana.
¿Y la poesía de Valery?
-Valery no era enciclopédico. Valery era de estirpe universal. Ignoraba muchos de los temas. Aprendió Goethe a última hora. En cambio, Alfonso Reyes es un señor de toda la literatura.
La poesía, lo universal?
-Cada época tiene sus poetas favoritos, y ello no quiere decir que representen la poesía universal. Nadie puede negar que Paul Gerarldy y Paul Valery han alcanzado un cierto grado de boca universal. Sin embargo, ni nadie pone en duda la auténtica universalidad de Valery, como poeta, la de Paul Geraldy, en cambio, no tiene consistencia.
¿Y en América?
-En América hay un gran número de poetas que, con poder creador nada usual, representan la tradición universal de la poesía, cada cual a su manera; pero no todos gozan de igual fama, ni todos son igualmente conocidos. Si ellos representan, en mayor o menor grado, un ideal universal de poesía, eso no significa que sean poetas de estricta tradición universal.
Lo importante es que los poetas de nuestra América aprovechen las experiencias de España, de Francia.
-América no ha dejado de ser del todo para Francia el continente romántico, tierra fértil para sembrar experiencias revolucionarias; lo cual no ha sido obstáculo para que haya mantenido en todo tiempo un diálogo lírico con América en el que no siempre todo ha sido en provecho de América. Pese a todas las vicisitudes por las que ha pasado Francia en estos últimos años, sigue siendo la nación definidora de los rumbos de la cultura para una gran parte del mundo.
Ahora lo que necesita Francia es mantener esa hegemonía.
-Ello dependerá en gran parte de su futura orientación política y cultural. París es la sede de la UNESCO; esto es del instrumento de acción cultural internacional que venido a sustituir al antiguo Instituto de Cooperación intelectual con un plan de labor más basta y de mayor trascendencia. Mientras Francia pueda mantener su posición de nación rectora en el dominio cultural y alcance el equilibrio político que necesita, atemporándose a las apetencias de la hora, su ejemplo en nuestra América continuará siendo lo que ha sido siempre. Además, por la universalidad de su lengua literaria y por la expansión natural de su cultura, Francia podría luchar con ventaja contra cualquiera otra influencia.
Así concluye mi diálogo con Mariano Brull, uno de nuestros poetas de sólida conciencia literaria, que nos da las más severas lecciones con su poesía, y que la sigue depurando con el amor de quien cuida esbeltas flores interiores, tocándolas con ese rocío de pureza que sólo baja a las almas insignes.
Entrevista original, Fondo Rafael Heliodoro Valle, ERHE Expediente 179, 1947.