CARLTON BEALS, BECADO EN MÉXICO
Diálogo con CARLTON BEALS ¿Por qué escogiste ese tema? -fue mi saludo de bienvenida, cuando vino a buscarme a la redacción de EXCÉLSIOR.
-¡De veras! Pero ya lo escogí. Casi me estoy arrepintiendo. Hay tanto que leer, que preguntar, que reconstruir. ¡Caramba!
¡Cuál tema! Porfirio Díaz. Cuarenta años de historia de México, de la más apretada vitalidad de la mejor teñida de episodios. Pero Beals es periodista y los periodistas de nada se arredran.
-Dame un cerillo?
Y mientras fuma, hacemos la entrevista. Porque él me ayuda a hacerla. Demasiado maduro estaba para una entrevista conmigo. Así como Díaz ya lo está para el biógrafo. Me hace preguntas, me exige, casi, que le cumpla una promesa, la de darle un ejemplar de fotografía poblana de don Porfirio que guardo en mi maravilloso archivo; y, además, el número del "Pearson´s Magazine" en que apareció la entrevista Creelman.
Si tú haces el papel de Díaz, yo seré tu Creelman- le digo.
Comenzaré por preguntarte: ¿el pueblo mexicano ya está preparado para leer la biografía de Díaz?
-Me cae en gracia la pregunta.
Me advierte que para entender los últimos 20 años es necesario entender la época en que Díaz fue el primer actor.
-Yo también te voy a mandar otra litografía curiosa de Díaz.
Pero si Díaz es el personaje mexicano que se retrató más! "Al señor le gusta retratarse mucho" dijo una vez el general Francisco Mena, cuando paseándose en el Bosque de Chapultepec, un gringo los sorprendió con el "Kodak".
-Pues por eso -exclama Beals- por eso es difícil hacer el retrato del famoso dictador.
¿Y ya sabes lo que dicen que le dijo a Bulnes cuando éste acababa de publicar "El Verdadero Juárez"? Señor Bulnes: ahora queremos conocer "El Verdadero Díaz".
-Este será un año de labor intensa. Yo traigo muchos apuntes. Me voy a vivir a Coyoacán a una casa sin teléfono.
¿Y conoces las "Memorias" que escribió el general Reyes? Sé que sólo hay cuatro ejemplares porque el dictador mandó a pedir su opinión a Ballescá y los quemó en su casa de la calle de la Cadena. No le gustó el tono del estilo: aparecía demasiado oratorio.
-Y Beals me informa que un amigo suyo de los Estados Unidos tiene uno de esos ejemplares. Sin embargo, él quiere hacer una biografía que sea más bien la interpretación de la época porfiriana y del medio: una galería de daguerrotipos, de retratos al carbón, unas cuantas caricaturas. En seguida hará unas biografías breves comenzando en Madero, Carranza, Huerta, hasta Obregón. Y explotará la parte anecdótica de Díaz para que el libro le resulte movido. Hará entrevistas a gente que hasta hoy no ha querido despegar los labios. Pedirá datos del todo desconocidos.
Tiene usted que ir a Juchitán -le sugiere Andrés Henestrosa- que ha intervenido en nuestra conversación- Yo lo llevaré. Le tengo una sorpresa que ni siquiera se imagina. ¿Sabe usted cómo fue la muerte de Félix Díaz, el Chato Díaz? ¿Y cuál fue la venganza de don Porfirio?
-Pienso hacer a caballo uno de los recorridos de Díaz desde Puebla hasta Oaxaca. Utilizaré el itinerario que él traza en sus "Memorias".
¿Y la polémica sobre el "mátalos en caliente"?
-Me parece muy útil. Ya tengo el balance de ella.
¿Y lo que dijo el abate Braseur de Bourbourg en uno de sus libros, haciendo un vaticinio?
-Todo eso ya lo tengo.
¿Y Bancroft?
Al llegar a este punto le refiero el sucedido. Cuando Bancroft llegó de California a ver al general Díaz, le mostró el original de su biografía que iba a publicar en inglés. Y al hablarle de la ayuda pecuniaria que desearía de parte de Gobierno de México para una edición a todo trapo, el Presidente le hizo notar las dificultades del Erario, pero que le daría mil pesos mexicanos. Díaz negó. Bancroft le dijo: "Pero es que sólo le he enseñado la primera parte de la biografía, porque la segunda habla desde que llegó usted a la Presidencia, y ésta es la parte más interesante."
Carleton ha estado tomando notas en su cuadernillo. Henestrosa le presentará a un viejo soldado de los que pelearon cuando Juchitán ocupaba un sitio en el mapa. La charla toma otro giro. Hay que saber por qué Beals escogió este tema tan complicado.
-El México actual excita la imaginación de los norteamericanos. Pero para que lo entiendan mejor, necesitan que se les explique los 30 años porfirianos. Por otra parte, este tema es para analizar el siglo XIX en América. Es el siglo de los hombres fuertes, desde Rojas en la Argentina, desde Castro en Venezuela.
Ya sé -le interrumpo- que Mr. Hermann Deutsch, periodista que vive en nueva Orleans se propone escribir la biografía de Iturbide. Y vaya que hay papeles sobre este personaje en los Estados Unidos.
Me dicen que Salvador de Madariaga se propone hacer una biografía de Hernán Cortés. ¿Qué hay de eso?
-Será algo que valga la pena.
Y vamos, poco a poco, trenzando nombres de amigos españoles cuya sola evocación nos lleva hacia España, adonde nos encaminamos todos los días en busca de algo que nuestro espíritu va perdiendo. Porfirio Díaz tiene reminiscencias de Cortés. Hay que preguntarle a Valle -Inclán la muerte de la Cabora, una famosa cabecilla que fue preciso cercar de fuego para capturarla.
Oye Carleton ¿no te contó Valle-Inclán en Madrid sus aventuras cuando era ayudante del general Rocha? No te olvides del general Rocha. Dice don Ramón que Rocha bebía el cognac primero con agua, luego sin agua y por último como agua, y que por la mañana llamaba al asistente y le pedían la botella: "Dale de mamar al niño?"
¿Verdad que Beals ha caído en la trampa al escoger ese tema? Cuando se piensa que Mr. Guggenheim dejó diez millones para dar becas a los hombres de estudio, el mismo que hizo fortuna con sus minas en México en tiempo de Díaz, uno se convence de que la plata mexicana regresa. Encendamos otro cigarrillo Beals.
Publicado en "Revista de Revistas" en abril de 1931.