CON VITO ALESSIO ROBLES
Diálogo con VITO ALESIO ROBLES Las bibliotecas de los Estados Unidos, así como los estudiosos, derrocharon atenciones para los mexicanos que hacen búsquedas de libros raros y de papeles desconocidos con qué reunir materiales de primera mano que servirá a la historia de nuestro país.
Tal me declaró ayer el ingeniero don Vito Alessio Robles a su regreso de su vecino país, en donde ha pasado más de un año entregado a los arduos estudios a que se consagra desde que publicó, por medio de la Secretaria de Relaciones Exteriores, su magnífica "Bibliografía de Coahuila". -Cuando visité la biblioteca de la Universidad de Texas, en Austin- me decía ayer el ingeniero Alessio Robles-, encontré datos insospechados, y al sólo revisar el catálogo en la parte relacionada con Coahuila, grande fue mi sorpresa al ver que faltaban como doscientos nombres en mi trabajo. Ahora, en cuanto a documentos inéditos, he reunido mucho de gran valor, queme servirán para seguir escribiendo, a fin de echar por tierra muchas mentiras que se enseñan y andan por ahí sobre la historia de mi querido estado.
Y el ingeniero Alessio Robles me señaló los originales de la monografía que ha titulado "Francisco de Urdiñola y el norte de la Nueva España", que en breve dará a la estampa con el propósito de limpiar de impurezas la memoria gloriosa del célebre fundador de Saltillo y de otras poblaciones, que llegó más tarde a ser gobernador y capitán general de la Nueva Galicia y por muchos años gobernador de la Nueva Vizcaya.
-Grande fue aquel vasco- agrega mi interlocutor-, como soldado y como estadista; me parece más grande que Francisco de Ibarra, el que conquistó la Nueva Vizcaya y cuya vida ha sido tomada de un insigne historiador americano que fue un año a inquirir datos de España para hacer algo serio. Habló del Dr. J. Lloyd Meecham, a quien conocí en una fonda de Austin y que tuvo la gentileza de poner en mis manos el desconocido proceso de la audiencia de Guadalajara contra Urdíñola, que me había sido del todo imposible encontrar en mis viajes a través de bibliotecas y archivos de España y otros países. Sabe usted. No es fácil dar con un documento si nos guiamos por los índices del Archivo de Indias. Porque, verá lo que pasó con este proceso facilitado por el doctor Meecham: estaba en un legajo que tenía el título de "Indiferente general". Allá andan como en México; el mismo desorden. Y, en cambio, en los Estados Unidos hay placer de servir al lector. Con decirle que me pusieron a la orden todo lo que yo deseaba y me facilitaron hasta copias fotostáticas de documentos y de libros.
Urdíñola cómplice de Alessio Robles.
Después de relatar varias gratísimas sorpresas que tuvo en sus investigaciones para la historia y la geografía de Coahuila, el culto ingeniero Alessio Robles refirió una anécdota deliciosa que le ocasionó molestias al par que regocijo desenfrenado.
-Es el caso que en cierta ocasión me llegó un paquete certificado el cual no querían entregar a mi hija en la oficina de Correos. El paquete me era enviado de Texas. Fui citado ante un jefe de policía, quien de modo violento me preguntó quién era ese capitán Francisco de Urdiñola, corresponsal y cómplice mío en Texas. Tamaña pregunta era para morirse de risa el que lo oyera. "Señor -dije dulcificando mi voz-, ese capitán Francisco de Urdiñola vivió en el siglo XVI; a él se atribuye la fundación de Saltillo en 1575, y, según sé, murió hace más de tres siglos?" Pero el jefe de la policía no se conformó con tal explicación: "¡Bah! A mí no me la pega usted; esas son historias viejas que yo no trago, porque tengo el colmillo muy duro. Hace tres siglos no había máquinas de escribir y estos papeles están escritos a máquina? ese Urdiñola es un cómplice de usted que le habla en lenguaje convenido"?.
Al fin, presentando copias de otros documentos idénticos, pudo convencerlo el ingeniero Alessio Robles de que lo que decía era la verdad. Y tiene ya listo el original de ese libro, que seguramente llamará poderosamente la atención de los conocedores en la materia, no sólo en México sino en los Estados Unidos, donde hay intensa pasión por esta suerte de estudios.
En sus largas andanzas a caza de papeles arcaicos y de libros fuera de mercado, el ingeniero Robles nos refiere que en cierta ocasión fue a Guadalajara y habiendo ido al mercado de aquella ciudad a comprar unos arrayanes se encontró con un montón de infolios que servían al vendedor para envolver su mercancía. Le ofreció nuestro amigo comprarle aquel papel de desecho y, habiéndose concertado la operación pagó catorce pesos por más de ciento cuarenta kilos.
-Lo peor que tiene este papel- dijo el forastero- es que se quiebra cuando envuelvo en él los arrayanes?
E ignoraba que el ingeniero Alessio Robles iba a encontrar muchas perl finas, entre otras la correspondencia del obispo Garavito, que tuvo sonada actuación en Coahuila y sobre el cual se tenían pocas informaciones concretas.
La primera imprenta que hubo en Coahuila.
En la amenísima charla que tuve con el ingeniero Alessio Robles, éste me comunicó que entre sus recientes hallazgos tiene que mencionar de preferencia a los primeros impresos que aparecieron en Coahuila. Antes de conocerlos, se tenía por exacta la afirmación del doctor León de que el prime impreso de aquel Estado databa de 1830.
-¿Y sabe usted lo que averigüé?. Que en 1822 fué instalada la primera imprenta y tuve en mis manos ejemplares de sus impresos. El impresor fue Juan Manuel Bange, que vino a México en la expedición del general Mina. Cuando ca turaron a aquel en Soto la Marina, pasó a Monterrey, en donde estuvo trabajando en su oficio, forzadamente, y más tarde fue a Texas y regresó a Saltillo, en donde instaló el taller. Parece que por esa imprenta tuvieron un pleito el P. Mier y don Miguel Ramos Arizpe?
Y el ingeniero amigo nos muestra copias facsimilares con que fue obsequiado en la Biblioteca de Texas, -donde- sabido es hasta la saciedad se halla la rica colección mexicana de García. Después del Padre Cuevas, Alessio Robles ha sido el segundo que ha ido allá en busca de datos concluyentes. Viene encantado de la hospitalidad que le dispensaron desde Mr. E. W. Winkler, director de aquella institución, así como del erudito bibliotecario de la colección Latinoamericana de la misma Universidad, don Carlos B. Castañeda, y del sabio catedrático de la Universidad, que explica Historia de la América Latina, doctor Charles W. Hackett, quien es posible haga la traducción al inglés de la monografía sobre Urdíñola.
En breve dará el ingeniero Alessio Robles una plática en el Centro Vasco, para dar a conocer a grandes rasgos la personalidad bizarra del gran conquistador norteño, cuyo nombre ya fulgura al lado de los Ibarras, los Vázquez de Coronado y los Oñates. Regresa a la patria con nuevos bríos, buscando un refugio en su selecta biblioteca, a la sombra del amor hogareño, que le brinda inefables lenitivos. Y desde allí se asoma al vasto panorama de la antigua Nueva Vizcaya, que llegaba hasta más allá de Texas, cuando México era la primera potencia de este hemisferio, y que en los mapas históricos hace que el ojo se detenga, haciendo un alto de asombro en las lejanías donde se alzaban los aduares de los altivos comanches?.
Publicado en "Excélsior" el 4 de abril de 1931.