ÁNGEL LÁZARO EN SU NOSTALGIA
Diálogo con ÁNGEL LÁZARO MACHADO Becquer, Baroja, Benavente, y luego Rosalía de Castro, Valle Inclán, Alomar? Y ya cuando la noche va sosegando los recuerdos, y la conversación se hace girándula de oro, Ángel Lázaro pinta con palabras puras el paisaje de Castilla, como lo podría hacer Azorín.
-Valle Inclán descubrió la Galicia hasta que se la enseñó Darío, En aquellos versos:
Del país del sueño tinieblas, brillos
Donde crecen plantas, flores extrañas, entre los escombros de los castillos,
Junto a las laderas de las montañas;
Donde los pastores en sus cabañas rezan
Cuando al fuego dormita el can
Y donde las sombras antiguas van
Por cuevas de lobos y de raposas,
Ha traído cosas muy misteriosas
Don Ramón María del Valle-Inclán.
Ángel Lázaro está en México, reencontrando a España, a Castilla, en la meseta mexicana.
-Hay calles -me dice- que, de repente, me trasladan a Segovia o a Sevilla o a Málaga. Pero es el paisaje el que me deslumbra.
-Hasta que han visto el Bosque de Chapultepec -sigue diciendo- muchos españoles se dan cuenta de las dimensiones de los parques de Madrid. Ha sido necesario que el español haya venido a América para que entienda muchas cosas?
¡Valle Inclán!
-Era un fanático por México. Sí, Valle Inclán fue uno de los pocos que se atrevieron a hacer el viaje a América. Hablo, naturalmente del español que no era hombre de negocios. La gran mayoría no salía de España, antes de la guerra. ¡Con decir que he conocido a muchos madrileños que no conocían el mar!
¡La catástrofe del 98!
-Y también la burocracia. No les importaba América.
Pero, Menéndez y Pelayo? -interrumpe Manuel Altolaguirre.
-Claro, don Marcelonio tenía especial interés por las cosas de América.
¡Y Unamuno también!
-Cuando don Juan Valera comenta "Azul", de Darío lo llama "este librito".
"El Continente Estúpido", de Baroja?
-Cuando García Sanchiz, cuando Zamacois, se atrevieron a venir, ya eso era mucho. Después el viaje "del poeta recién casado".
En cambio, don José Zorrilla tuvo que refugiarse en México huyendo de su mujer.
-Uno de los mejores ensayos de Ortega y Gasset es sobre el "Tenorio". Este sigue siendo una de las grandes obras del teatro español.
Debe tener un mérito extraordinario, ya que, a pesar del tiempo transcurrido, al público le sigue gustando.
-Cada año produce en España más de 60,000 pesos solamente de derechos.
¿A quién se los pagan?
-A sus herederos. La propiedad literaria beneficia en España hasta a los nietos.
¿Y usted no prepara algo nuevo para el teatro?
-En estos días debe representarse en La Habana "El amor es otra cosa".
¿Pero sigue usted colaborando para "Carteles" y para "Pueblo"?
-He tomado un paréntesis de descanso, después de escribir por mucho tiempo una columna diaria. Muchos de esos artículos irán en mi próximo libro "España en América", que llevará prólogo de Indalecio Prieto.
¡Un periodista prologando a un periodista; eso está muy bien!
-Prieto? ¿usted no ha tratado a Prieto?
En dos ocasiones, muy a la ligera, incidentalmente. La primera en la embajada de Bolivia, durante una lectura de la nueva novela de Rómulo Gallegos; y la otra, en un banquete de aniversario de "Excélsior". En ambas le oí hablar muy poco. Me parece muy huraño?
-Pero tratándolo de cerca es un hombre extraordinario. Lo mismo habla de periodismo que de toros, de finanzas, de novelas; además es el español más enterado de hombres y problemas de España. Es el español que ha tenido vida más intensa, varia, conocida, desde antes de que cayera la monarquía. Sí el hubiera sido el Jefe del Gobierno, no habría pasado lo que pasó?
¡El día que Prieto escriba sus memorias, tendremos la historia de una de las vidas más singulares! ¡Todo un hombre de acción! Y el gran orador parlamentario? Aquel maravilloso discurso con que hizo añicos el de Calvo Sotelo, que regresaba de Alemania y Bélgica con una fama estupenda de financista? Y algo más: lo mejor tal vez que se ha escrito sobre Gabriel Alomar a su muerte, es de Prieto.
¿Usted lo considera el político más interesante de la España republicana?
-Ni duda cabe. Los tres grandes políticos de España, en los últimos tiempos han sido Maura, Romanones, Prieto? Azaña era otra cosa. Gran figura, gran concepción de España, pero acaso falto de acción ¡Y Albornoz!
¿Y como periodista?
-Bastaría decir que Prieto comenzó siendo vendedor de periódicos; y algo estupendo: cuando er4a ministro, las mejores crónicas parlamentarias eran las de él. A las dos de la mañana las dictaba sobre sus apuntes, por teléfono, a su periódico en Bilbao.
¡La mejor época de usted como periodista en Madrid!
-Cuando formaba parte de aquella redacción de "La Libertad" en que estaban Antonio Zozaya y Luis de Zubieta, Augusto Barcia, Manuel Machado. Y como colaboradores Luis de Tapia, Alomar, Albúnor, Marcelino Domingo, Julio Cenador, Pablo Iglesias, el propio don Miguel de Unamuno.
¿A quien de todos los escritores españoles ha tratado usted más?
-A don Jacinto Benavente, del que he recibido pruebas de verdadera amistad. También en sus últimos años a don Antonio Machado. Siempre recordaré aquel gran banquete que dimos a Benavente y en el que fue un gran triunfo haber logrado que se lo ofreciera Pérez de Ayala, como un acto de desagravio, y no olvidaré las tardes pasadas con Antonio Machado en los viejos cafés de Madrid.
¿No trató usted a Darío?
-Imposible, porque cuando él llegó por última vez a Madrid yo era un niño que vivía en la provincia.
¿Qué hay de su nuevo libro de poemas?
-Se llamará "Besando el Aire". En cierto modo, un retorno a Bécquer, uno de los más puros manantiales de la poesía española. Todos han pasado por Bécquer. Allí tiene usted aquellos versos de Darío en que lo Becqueriano está clarísimo.
¿Y por qué ese título?
-Es el del primer poema. Y a la vez redondeo otro libro. México me abre vastas nuevas rutas. Estos templos, estos volcanes, estas pirámides?
Publicado en "Revista de Revistas" en noviembre de 1943.