ENTREVISTA CON JULIO JIMÉNEZ RUEDA
Diálogo con JULIO JIMÉNEZ RUEDA-No creo que el Quijote cuente tantos lectores como escritores hablan de él, no sólo en América sino también en España. Aunque es un libro humano, escrito en un lenguaje comprensible para 1a generalidad de 1a gente culta que habla en español, no todo el mundo puede saborear la profundidad del pensamiento que informa, el ingenio de que hace gala el autor y el encanto de su estilo.
-Francisco A. de Icaza es el crítico hispanoamericano con mayor autoridad en materia cervantina. Sus obras Las Novelas Ejemplares: sus críticos, sus modelos literarios. De cómo y por qué "La Tía Fingida" no es de Cervantes, Supercherías y errores cervantinos y El Quijote en tres siglos son fundamentales para la comprensión de la obra de Cervantes. A una gran erudición en la materia, Icaza une un sentido de interpretación moderna que hace de él uno de los más ilustres exégetas de los libros del ilustre manco.
-El último capítulo del Quijote es el pasaje que más me ha conmovido al estudiar la obra cervantina. Toda la grandeza del libro está concentrada en la escena del tránsito del ilustre caballero. Los ojos se empapan en llanto al ver que el héroe se desvanece entre ellos, dejando en el alma una melancolía y un dolor que sólo se siente ante la muerte de los seres queridos.
Jiménez rueda habla así en uno de esos paréntesis de la amistad en que se debe seguir la trayectoria de un elevado tema. Y como estamos celebrando uno de los centenarios de Cervantes, nuestra conversación se ha ido deslizando por los múltiples senderos que se abren hacia el horizonte infinito de uno de los libros que más amamos.
-Otros escritores del Siglo de Oro fueron tan grandes, por su estilo, por su ingenio, por tantas razones, como cervantes, y, sin embargo? Ahí tenemos a Quevedo, a Lope, y vaya que Lope no dejó pasar un día sin escribir.
-Quevedo era un gran prosista, Lope un gran poeta, el mismo Calderón -dice Jiménez Rueda-: pero ninguno de ellos escribió el Quijote. Por otra parte, Cervantes y el Quijote siempre nos invitan a recordarlos: en que hay cuatro fechas que no es posible hacer a un lado: el nacimiento de Cervantes, la muerte de Cervantes, la aparición del Quijote, el Quijote apócrifo?
-De modo que el Quijote debe tener más lectores de los que hacen suponer, por su número, los críticos y los comentaristas...
-Desgraciadamente no es así. No son tantos los lectores del Quijote. No todos lo comprenden.
-Por fortuna tiene muchos ángulos de difícil acceso. ¡Y es mejor que sea hermético para muchos!
-Es un libro clásico. Y para acercarse a los clásicos es menester cierta cultura literaria, que no todo el mundo alfabeta posee, ni siquiera algunos de los que presumen de escritores. Con el Quijote sucede lo que con muchas de las obras fundamentales del ingenio humano: se habla de ella antes de oídas que por pleno conocimiento de causa. De ahí 1a cantidad de despropósitos que en los homenajes que con motivo del centenario que acabamos de presenciar, se han vertido acerca de un autor y de una obra insuficientemente comprendidos.
-¿Y cuál es su experiencia como catedrático frente al interés de los alumnos de Literatura cuando usted les habla de Cervantes y especialmente del Quijote?
-Entre los estudiantes de escuelas secundarias interesan las andanzas del caballero ilustre y de su escudero, más por la comicidad derivada de los fracasos de los personajes que por el sentido profundo que la obra describe. Es decir, es la misma actitud de todo lector no avezado al trato de los grandes autores.
-¿Y entre los de la Preparatoria?
-Entre ellos la lectura del genial autor despierta un idealismo generoso que se manifiesta en los discursos que el joven comienza a pronunciar en sus primeras salidas por el campo de 1ª oratoria. Hay que confesar, sin embargo, que cuesta trabajo a los jóvenes de hoy adentrarse en la lectura del libro. Se cansan al leer las primeras páginas y sólo estimulándoles con 1a promesa de aumentar o disminuir sus promedios en 1as pruebas de examen se logra su lectura superficial de la obra.
-¿A qué atribuye usted tan mal síntoma?
-Nuestra juventud, acostumbrada al cinematógrafo y a los cuadernillos de historietas?
-Los "pepines", los "paquines"?
-Ella sólo comprende lo que se le presenta por medio de imágenes p1ásticas lo cual es una vuelta, en suma, a la edad de las cavernas.
-Ahora se está hablando mucho de la importancia de la educación audiovisual, y quizá podría abrirse la apetencia de los preparatorianos mostrándoles así algunas escenas del Quijote. Sí así fuera ¿cuál escena cree usted que es la más conmovedora en ese libro?
-Es el último capítulo. ¿No es algo conmovedor el saber que cuando el caballero andante recobra la razón es para morir? ¿No hay en ello el presentimiento de la muerte de su propio autor? ¿No es la confesión del triunfo de la sinrazón, sobre la razón más valedera fundada en la locura?... "Dadme albricias buenos señores, de que ya no soy don Quijote de la Mancha, a quien mis costumbres me dieron renombre de Bueno. Yo soy enemigo de Amadis de Gaula? ya me son odiosas todas las historias profanas de la andante caballería: ya conozco mi necedad y el peligro en que me pusieron haberlas leído: ya por misericordia de Dios, escarmentado en cabeza propia, las abomino."
-Cuando yo leí el libro maravilloso, confieso que esa escena me estremeció terriblemente.
-Los mismos concurrentes a la escena comprendieron que Don Quijote se moría "por haber vuelto con tanta facilidad de loco a cuerdo" y por esto lloraron todos. Toda la grandeza del libro está concentrada en esta honda y patética escena.
-"El retablo de Maese Pedro" interpretado por Berta Singerman, una noche en Lima, cobró ante mi un relieve extraordinario, a pesar de que me parece que es bien difícil dramatizar a Don Quijote. ¿Ha escuchado usted a don Blas Roche, el hombre que se sabe de memoria capítulos del libro, según se dice por ahí?...
-No he tenido ese gusto; pero me agradaría escucharle 1a novela "El curioso impertinente" que Cervantes intercala en la primera parte del Quijote.
-¿Y cree usted que Ruiz de Alarcón, a propósito de esa novela, se inspiró en ella para escribir El semejante a sí mismo?
-En esa comedia de nuestro gran don Juan escrita entre 1606 y 1609 y representada tal vez en 1614, se cita a Sancho y a su rocin y hay un soneto a la amistad que recuerda el de Cardenio.
-Y qué han podido averiguar los eruditos en relación con el encuentro personal que en una fiesta tuvo Cervantes con Ruiz de Alarcón?
-Don Luis Fernández Guerra, en su biografía novelada de Ruiz de Alarcón, supone que Cervantes fué secretario de la fiesta de San Juan de Alfarache en Sevilla en 1606 y en la que participó don Juan: y supone también que escribió la "Carta a don Diego Astudillo" en la que describe el certamen burlesco que hubo allí. Concluye diciendo que la amistad de don Juan y don Miguel se inició a orillas del Guadalquivir y supone una serie de paseos por los lugares famosos de Sevilla, en los que el experimentado Cervantes y e1 mozo Alarcón cambiarían impresiones sobre acontecimientos de la época y sobre temas literarios.
-¿Y está ello documentado?
-Esto no pasa de ser una de las mil fantasías a que don Luis recurrió para dar interés a su obra. Lo cierto es que Cervantes estuvo en Sevilla en 1589 rindiendo las cuentas de su mal aventurado empleo como proveedor de la Armada Invencible y recaudador de contribuciones, y se hospedó en casa de Tomás Gutiérrez, un cómico ambulante retirado. En 1590 reapareció en dicha ciudad.
-¡Sería conveniente, entonces, precisar qué hacía Alarcón en aquel año!
-Muy fácil decirlo: Alarcón aún no ingresaba a la Universidad de México, pues tendría diez años de edad. En 1606 don Juan concurría a la fiesta de San Juan de Alfarache, mientras don Migue1 residía en Valladolid, y había sufrido meses antes el bochorno de ser encarcelado con motivo de 1a muerte de Gaspar de Ezpeleta a las puertas de su casa. Es probable que pasó con 1a Corte a Madrid.
-¡Y por qué?
-Porque en 1608, año en que Alarcón regresó a México, estaba en la villa.
-¿Pudieron conocerse en Madrid?
-Y también en 1614; pero, desgraciadamente, don Miguel era ya viejo y estaba muy achacoso, muy enfermo. Casi al pie del estribo, ya no frecuentaba los círculos literarios, como tampoco los frecuentaba don Juan, porque don Juan era mozo e iba a la Corte en busca de algún empleo. La verdad es que no se conocieron personalmente. Ahora bien, las ideas de ambos se aproximan mucho. Ambos eran humanistas y tenían el mismo concepto del honor, la amistad, el bien. En una palabra eran espíritus afines. Ambos discrepaban de las ideas de Lope y de los dramaturgos contemporáneos; eran clásicos en la más amplia acepción de la palabra y habían caído dentro de 1a órbita humanista del Renacimiento, más bien que dentro de la contrarreformista del barroco del 700.
-Me parece que Lope, a juzgar por las investigaciones de Guillermo Lohman en el Perú, fue más conocido que Cervantes en América, en lo que se refiere a la dramaturgia.
-Hay muchas razones para ello.
-¿Y no hay esperanza de que se encuentre algo sobre lo cervantino y lo quijotesco en el Archivo General de la Nación?
-Tal vez revisando lo que se refiere a las flotas y acaso entre los papeles de la Inquisición.
-Hasta hoy no se sabe que hayan sido prohibidos Lope y Ruiz de Alarcón, por ejemplo.
-Pero puede muy bien haber sucedido que algún director de teatro muy escrupuloso, algún lector fácilmente espantable?
-Quizá algún débil mental...
-De Lope hubo sonetos que fueron aquí denunciados como herejías.
-He visto en un "Índice", publicado en Madrid, el nombre de Lope tachado por la Inquisición en alguno de los libros en que uno de sus admiradores le elogió, llamándole ¡nada menos! "el poeta más grande de la tierra y del cielo"?
-Recuerde usted las aventuras del soneto "No me mueve, mi Dios, para quererte", que según el dictamen de los calificadores, fue denunciado como quietista en el siglo XVIII, aunque el soneto es del XVII.
-¿Y opina usted, como Alberto María Carreño, que dicho soneto era de fray Migue1 de Guevara?
-Es muy posible. Los argumentos que Carreño da, son convincentes.
-Mucho antes de que fuera escrito ese soneto ya los heterodoxos habían iniciado su labor de zapa en América.
-Aquí tiene usted el libro recientemente publicado por el doctor José Almoina en Santo Domingo y en el que demuestra cómo Erasmo empezó a difundirse en México a través de fray Juan de Zumárraga. El erasmismo, los "alumbrados", 1os heterodoxos?
-Y antes del libro que usted escribió sobre ellos y del que acaba de publicar el doctor Almoina, ya Alfonso Reyes había escrito algo sobre el erasmismo en América.
-Y también Pedro Henríquez Ureña.
-¿Y cómo va el Archivo General de 1a Nación?
-Tenemos un índice ya casi completo y se están formando 1as tarjetas onomásticas y topográficas.
-En ese arsenal los psiquiatras van a tener un vasto campo de investigaciones, si se dedican también a los enfermos de antaño. Esta relación de Cervantes con la psiquiatría es ya insistencia.
-El trabajo de Castillo Nájera sobre Cardenio, que leyó una de estas noches en la Academia Mexicana de la Lengua, me parece muy digno de figurar entre los que se han escrito en torno a ese tema.
-He advertido, no sé si tenga razón, que no hay mucha influencia de Cervantes en la poesía mexicana de los días coloniales.
-El cuadro más amplio que tenemos es e1 de 1a poesía lírica. Cada poeta de España influía sobre los de aquí. Cuando se trataba de producción breve, aquí se recitaba o se imitaba. Y Cervantes sólo podía influir sobre la novela: pero?
-¿A qué atribuye usted que no haya habido novela en la América Española colonial?
-Por razones de orden económico.
Es que la novela exigía la impresión de un volumen de gran número de páginas.
-Pero es que se imprimían crónicas religiosas, algunas de ellas de dimensiones muy apreciables.
-No olvidemos que tales crónicas eran patrocinadas por 1as órdenes religiosas que disponían de grandes recursos. Al público, que era bien reducido, 1e bastaba con las novelas que llegaban de ultramar.
-Precisando los términos, todo esto quiere decir que, hasta lo que hoy se ha podido investigar, sigue siendo El Periquillo Sarniento la primera novela mexicana, en lo cronológico, y hasta creo que en toda nuestra América.
-Opino lo mismo. Porque Los infortunios de Alfonso Ramírez de Sigüenza y Góngora, y Los sirqueros de la Virgen de Bramón, y La portentosa vida de la Muerte son más bien disquisiciones teológicas o el pretexto para una narración bucólica. No fué sino en el siglo xviii cuando apareció Sueño de sueños de José Mariano Acosta Enríquez.
-No es una novela, propiamente, pero ya se esboza algo de la novela en México.
-Yo la publiqué por primera vez. De ella corrían copias entre algunos investigadores. Se nota en ella 1a influencia de Quevedo, pero muy clara. En Sor Juana, por ejemplo, influyen Góngora y Calderón de 1a Barca.
-Y también los conceptistas.
-Porque era de más fácil publicación la de los versos o escribir para el teatro. Que Cervantes influía, en cierta forma, allí está La Quijotita y su prima, de Fernández de Lizardi, en el nacimiento de la novela mcxicana.
-Debo a1 Abate González de Mendoza un llamado de atención hacia Sueño de sueños, ahora que he estado dando los últimos toques a mi Bibliografía Cervantina en la América Española; pero no hace mucho que hemos disentido en lo que respecta a La Quijotita como una muestra de la influencia cervantina.
-Pero todo está muy claro, desde el momento en que Fernández de Lizardi la llama La Quijotita.
-Convengamos en que fue muy poca 1a influencia de Cervantes en 1a literatura mexicana anterior a 1a independencia y que lo mismo sucedió en los otros países americanos.
-Cuando el Conde de 1a Cortina animó lo que podríamos llamar un nuevo movimiento humanístico en México, resurgió el interés por Cervantes. Es que el estilo académico es el de Cervantes, es que para muchos escritores su prosa ha sido el arquetipo.
-Hay un fenómeno literario que necesita explicación: el de que muchos escritores han tratado de imitar el estilo de Cervantes, aun tratando de hacer política a través de las letras.
-El estilo de Cervantes ha sido considerado como un modelo indispensable para quien quiere acercarse a la perfección clásica.
-Los puristas así lo creen.
-Creen que imitándolo llegan a escribir con elegancia, precisión y ritmo sin comprender que el estilo es algo personal y también corresponde a una época. Cervantes escribiendo como lo hizo, respondía a un concepto de pensamiento y forma, más del siglo xvi que del xvii. Escribir así en el xx es realizar "pastiches", para usar la palabra de Gustavo Lanson, quien ha estudiado en Francia las falsificaciones literarias.
-Todo lo que usted me dice debe ser tomado en cuenta cuando se escriba la historia de las ideas en América Española. Sobre esto acaba de presentar Leopoldo Zea un tema de discusión en el congreso interamericano de historiadores que se reunió en Tacubaya.
-Ya era tiempo de que se rectificara en México el concepto sobre Historia, haciendo a un lado la simple narración de hechos militares y de acontecimientos políticos. La historia de las ideas no podrá hacer a un lado la de las letras.
-Sin embargo ya tenemos algunos historiadores literarios; por ejemplo Ricardo Rojas, Mariano Picón Salas.
-Germán Arciniegas, Luis Alberto Sánchez.
-¡Cuidado con la pintura!
-Es que Sánchez es demasiado imaginativo y tiene sus prejuicios políticos.
-No olvidemos a Torres-Rioseco, Sanin Cano, Antonio Gómez Restrepo.
-Ni tampoco a Chacón y Calvo, Jorge Manach, Carlos García Prada.
-Son muchos y no habría para qué mencionarlos a todos. Los cubanos han trabajado mucho en ese terreno. Y dígame, ¿el concepto moderno de la historia literaria en México, cuándo se inició?
-Empieza con Urbina y con Pedro Henríquez Ureña, avivados por los estudios de Menéndez y Pelayo, y, naturalmente, por los de García Icazbalceta; pero este es un tema de conversación que nos llevaría hacia muchos rumbos.
-Por ejemplo a las fiestas de San Juan de Alfarache ...
Julio Jiménez Rueda es el mexicano que se enorgullece de haber hecho palmo a palmo su carrera universitaria, desde alumno de don Manuel G. Revilla hasta director de aquella Escuela de Arte Teatral que destruyó de una plumada el general Pablo González con pretextos de economía hasta director de la Escuela de Verano y de 1ª Facultad de Filosofía y Letras. Secretario de 1a Universidad Nacional y profesor de intercambio en los Estados Unidos. Su producción impresa es un alto testimonio de su cultura literaria: Cuentos y diálogos, Como en la vida, Bajo la Cruz del Sur, Sor Adoración del Divino Verbo, Moisén, Historia de la literatura mexicana (4 ediciones), Juan Ruiz de Alarcón y su tiempo, Lope de Vega, Don Pedro Moya de Contreras primer inquisidor de México, Herejías y supersticiones en la Nueva España, Vidas reales que parecen imaginarias, La desventura del Conde Kadsky y Antología de la prosa en México (3 ediciones.
Entrevista original, Fondo Rafael Heliodoro Valle, ERHE Expediente 179, 1943.