ENRIQUE LABRADOR RUIZ. Novelista, cuentista cubano y periodista autodidacta, fue uno de los fundadores del Pen Club en Cuba. Se inició en el periodismo desde los 16 años, cuando comenzó a trabajar como corresponsal de periódicos de La Habana en el pueblo de Cruces y en 1919, como corresponsal de El Sol de Cienfuegos, donde atendió la sección "Pasavolantas". A los 21 años, se trasladó a La Habana como parte de la redacción de este periódico, donde continuó trabajando hasta 1924.
Nació en Sagua la Grande, Las Villas, Cuba, 11 de mayo de 1902 y falleció en Miami el 10 de noviembre de 1991. Recibió el premio periodístico Juan Gualberto Gómez en 1951. Viajó por América, Europa y Asia. A excepción de Grimpolario (1937), toda su obra es de narrador y prosista. Sus "novelas gaseiformes": El laberinto de sí mismo, 1933, Cresival, 1936, y Anteo, 1940) se caracterizan por la angustia existencial, la búsqueda de lo inaprensible y el estilo divagatorio. Se les ha señalado el influjo surrealista, pero lo onírico que hay en ellas se entrelaza con recuerdos e ideas personales, diluidos en lo que el autor llama "un gas de novela". El reverso crítico de su obra se halla en Manera de vivir (Pequeño expediente literario), 1941, donde ataca la narrativa de tendencia costumbrista y defiende su aspiración a lo universal; y en Papel de fumar (Cenizas de conversación), 1945, que recoge en ágiles diálogos sus observaciones satíricas sobre el mundillo literario.
En 1946 obtuvo el premio nacional Hernández Catá con su cuento Conejito Ulán, y recibió el Premio Nacional de Novela de la Dirección de Cultura del Ministerio de Educación de Cuba, y reimpresa en México en 1959. Es ésta su mejor realización, por la madurez del estilo, impregnado en la fantasía del habla popular, y por la fina recreación del ambiente y los personajes pueblerinos.
Al triunfo de la Revolución, en 1959, pasó a ser redactor de la Imprenta Nacional, después Editora Nacional de Cuba. Los últimos años de su vida transcurrieron en los Estados Unidos, donde, aunque continuó escribiendo y disfrutando de la fama alcanzada hasta entonces, sólo publicó un libro más para el conjunto de su obra. Otros géneros que cultivó con frecuencia y maestría fueron el ensayo y la crónica, en libros como Manera de vivir, 1941 y Papel de fumar, 1945, en los que critica el ambiente literario de su país. El pan de los muertos 1950, conformado por crónicas y semblanzas sobre personajes nacionales e internacionales; y Cartas a la carte 1991, calificado por el propio autor como de prosas prepóstumas y que fue publicado en Miami a manera de epístolas enviadas a destinatarios anónimos, y en las que se siente el peso de la memoria y la nostalgia por el país perdido.
En 1951, recibió el Premio periodístico Juan Gualberto Gómez. Más tarde figuró en la directiva de la Asociación de Reporteros de La Habana (Círculo Nacional de Periodistas) y del Colegio Nacional de Periodistas.
ENRIQUE LABRADOR RUIZ. Novelista, cuentista cubano y periodista autodidacta, fue uno de los fundadores del Pen Club en Cuba. Se inició en el periodismo desde los 16 años, cuando comenzó a trabajar como corresponsal de periódicos de La Habana en el pueblo de Cruces y en 1919, como corresponsal de El Sol de Cienfuegos, donde atendió la sección "Pasavolantas". A los 21 años, se trasladó a La Habana como parte de la redacción de este periódico, donde continuó trabajando hasta 1924.
Nació en Sagua la Grande, Las Villas, Cuba, 11 de mayo de 1902 y falleció en Miami el 10 de noviembre de 1991. Recibió el premio periodístico Juan Gualberto Gómez en 1951. Viajó por América, Europa y Asia. A excepción de Grimpolario (1937), toda su obra es de narrador y prosista. Sus "novelas gaseiformes": El laberinto de sí mismo, 1933, Cresival, 1936, y Anteo, 1940) se caracterizan por la angustia existencial, la búsqueda de lo inaprensible y el estilo divagatorio. Se les ha señalado el influjo surrealista, pero lo onírico que hay en ellas se entrelaza con recuerdos e ideas personales, diluidos en lo que el autor llama "un gas de novela". El reverso crítico de su obra se halla en Manera de vivir (Pequeño expediente literario), 1941, donde ataca la narrativa de tendencia costumbrista y defiende su aspiración a lo universal; y en Papel de fumar (Cenizas de conversación), 1945, que recoge en ágiles diálogos sus observaciones satíricas sobre el mundillo literario.
En 1946 obtuvo el premio nacional Hernández Catá con su cuento Conejito Ulán, y recibió el Premio Nacional de Novela de la Dirección de Cultura del Ministerio de Educación de Cuba, y reimpresa en México en 1959. Es ésta su mejor realización, por la madurez del estilo, impregnado en la fantasía del habla popular, y por la fina recreación del ambiente y los personajes pueblerinos.
Al triunfo de la Revolución, en 1959, pasó a ser redactor de la Imprenta Nacional, después Editora Nacional de Cuba. Los últimos años de su vida transcurrieron en los Estados Unidos, donde, aunque continuó escribiendo y disfrutando de la fama alcanzada hasta entonces, sólo publicó un libro más para el conjunto de su obra. Otros géneros que cultivó con frecuencia y maestría fueron el ensayo y la crónica, en libros como Manera de vivir, 1941 y Papel de fumar, 1945, en los que critica el ambiente literario de su país. El pan de los muertos 1950, conformado por crónicas y semblanzas sobre personajes nacionales e internacionales; y Cartas a la carte 1991, calificado por el propio autor como de prosas prepóstumas y que fue publicado en Miami a manera de epístolas enviadas a destinatarios anónimos, y en las que se siente el peso de la memoria y la nostalgia por el país perdido.
En 1951, recibió el Premio periodístico Juan Gualberto Gómez. Más tarde figuró en la directiva de la Asociación de Reporteros de La Habana (Círculo Nacional de Periodistas) y del Colegio Nacional de Periodistas.