ENTREVISTA CON EL DOCTOR ATL
Diálogo con GERARDO MURILLO-La pintura es una rueda que está sujeta, química y biológicamente, a un ritmo que no se puede modificar. La pintura tiene una unidad histórica, una unidad absoluta.
-Las mujeres han conservado su independencia mental, a pesar de los hombres, y está muy bien que ahora se les concedan derechos políticos en varios países.
-Creo en que la Atlántida existió y no está remoto el día en que al otro lado del Atlántico encuentren un pedazo de piedra con a1gunas figuras de la civilización náhuatl. La Atlántida es un conjuro sacerdotal.
Habla el Doctor Atl, pintor que tutea al paisaje mexicano, descubridor de las ruinas de Cuicuilco, ex propietario del Paricutin, conversador fascinante, cuentista, ex líder de los obreros mexicanos, periodista, alquimista.
Le encuentro en su estudio, en su laberinto pictórico, con sus barbas que cada día le asemejan más a Leonardo, con su anchuroso mundo poético, preparando el té, legítimo té que -según dice- le ha enviado desde la India un amigo hindú. Acaba de publicar Un grito en la Atlántida poco después de que en esta capital han aparecido el de Luis de la Barra, el de Merejkowski, y La Atlántida de Platón en los cronistas del siglo xvi por Ida Rodríguez Prampolini.
¿Pero es que la Atlántida existió?- digo iniciando el dialogo, y echando una mirada en torno, sin poder reprimir otra pregunta:
¿Conque es de aquí de donde salen todas esas llamas?
-El gobierno inglés publico la noticia de una expedición en la que se encontraron cinco Atlántidas, desde España abajo del Golfo de Vizcaya al Norte de Escocia. El submarino "Tudor" efectuó un recorrido de cuatro mil millas náuticas, con geólogos (Hashley Hodgson a la cabeza) que exploraron el fondo del mar a 400 pies de profundidad y hallaron objetos de piedra y restos de muchas ciudades?
¡Yo creo que no hay tales restos!
-A pesar de que no sé griego -responde- tal vez por eso le atiné? Aquí tiene usted mi libro último? Como usted va a ver aquí, Delacroix hizo varios sondeos y dedujo que había encontrado ruinas de ciudades. No hay duda -dije- que la leyenda de Plutón tuvo un punto de verdad, pero no sé donde está. Yo no digo dónde.
-En la edad Media se hablaba de algunos países de fantasmagoría.
-Hubo muchas referencias hasta ayer por la mañana.
¿Por qué tanta inquietud por encontrar la Atlántida?
-Usted es el primero que me hace la pregunta y aquí tiene usted la contestación. ¡La Atlántida es un conjuro sacerdotal!
Debe usted haber leído muchos libros para escribir el suyo.
-Se han dicho tantos disparates, puros disparates. Una vez, en Paris, escuché una conferencia en la que abundaban. Cuando regresé a México empecé a aprender tepozteco y le dije al más viejo de los indios -un indio que no sabía leer pero que tenia vasta cultura: "¿Qué quiere decir Atlántida?" El indio se rascó la cabeza y me dijo: "Señor, la verdad ... ¡es muy difícil! Pero... en fin... "donde nos agarramos del agua". Los indios, al hablar de los antiguos, dicen que los corrieron de unos lugares!" ?¡Caray! Me entusiasmé... Le pregunté a Pepe Terán, un hombre muy simpático, muy inteligente y un excelente amigo, si había estado en Italia y entonces me dio un libro de uno de esos de cincuenta mil que hay sobre la Atlántida y empecé a buscar... Pero en los Estados Unidos hallé centenares de libros, los pedí y me los mandaron. En mi convalecencia los leí y de ahí ha salido el mío.
¿Cuál es la tesis fundamental?
-Que siendo rigurosamente náhuatl la palabra Atlántida, los hombres que la habitaron posiblemente hablaron ese idioma. Y si los expedicionarios encuentran aunque sea un fragmento de piedra con figuras de la civilización náhuatl, el libro me va a convertir en profeta.
¿No se conoce el resultado de esa expedición?
-Le he escrito al embajador inglés, pero aún no tengo noticias. Luis Garrido afirma recientemente que una expedición de los Estados Unidos, irá a los lugares en donde la leyenda sitúa a la Atlántida.
¡Pero debe haber algunas palabras en clave!
-Hay cuatro palabras griegas, que no son griegas en su origen y que tienen la radical "atl", que quiere decir agua, y sólo la náhuatl, y no otra lengua, la tiene.
América es un vasto campo para esa investigación y tienen que explorar las vastas aguas que hay al Oriente.
-Será México, al final de cuentas quien les dió la civilización. Espero que esos sabios encontrarán algo concreto.
Y de todos esos libros ¿cuál le ha llamado más la atención?
-El más completo, el que está hecho con más reposo, es el de Armando Vivante. Me interesan también los de J. Imbelloni y el de Merejkowski. El último de ellos tiene un soplo de inspiración que me sacude, algo así como Rendición de Espíritu de Juan Larrea, aunque no estoy de acuerdo con muchos de sus conceptos; pero éste de Larrea es un libro fantástico, muy bien trazado, muy bien escrito.
Pero científicamente se ha probado que la Atlántida no existió ¡Han medido hasta el fondo del mar, en gran parte del Atlántico, y no han encontrado rastros. Paul Rivet ha dicho en alguna ocasión que exploró el fondo del mar entre las Azores y las Antillas, dentro de la hipótesis que sostiene que esas islas fuesen restos de la Atlántida.
-Hay que leer la enorme cantidad de libros que se han escrito sobre el tema. Son como cinco o seis mil. Cuando empecé a escribir mi último libro, quise hacer algunas consultas en la Biblioteca Nacional ¡y qué desorden! Nadie pudo darme un libro siquiera, y entonces escribí a la Smithsonian, en Washington, y de allá me mandaron inmediatamente veinte volúmenes con un mensajero especial, que ni siquiera me pidió recibo. .. Me he dirigido también al gobierno británico pidiéndole que los sabios ingleses estén alertas para que se fijen si aparece allá en alguna otra parte de Europa alguna piedra arqueológica que coincida Con alguna de América, a fin de establecer correlaciones. Por el momento la palabra "atl" y la palabra "Teotihuacán" son huellas.
Me acuerdo muy bien que usted escribió, hace algún tiempo, en una revista de esta capital, un cuento en que describía una excursión por el Ajusco y que en ella encontró al hombre de la Atlántida... Es posible que algo del dinero que están prestando los Estados Unidos para la defensa continental, lo destinen a esta clase de investigaciones.
-El dinero que ese país ha dado para estudios arqueológicos y antropológicos ha prestado grandes servicios; pero es deplorable que algunos de sus investigadores cometan errores.
En lo que se refiere al estudio de las culturas mayas, nos han brindado frutos de primer orden. Hay unos libros de extraordinario valor, como ese que la Institución Carnegie editó sobre el "Templo de los Guerreros".
-Este hallazgo reciente en Bonampak, Chiapas, es algo prodigioso y compite con la pintura de cualquier época. Se parece por su composición por el movimiento extraordinario y por el espíritu, a las cosas etruscas,
Los pintores están interesándose mucho por los estudios arqueológicos y algunos de ellos corren el peligro de terminar siendo arqueólogos.
-Insisto en que la pintura es una rueda, que está sujeta, química y biológicamente, a un ritmo que no se puede modificar.
Usted ha afirmado alguna vez que la pintura tiene una unidad histórica.
-Sí, una unidad absoluta.
¿Es que la pintura mexicana es algo diferente?
-La técnica no ha variado desde que nació la pintura. Rivera ha dicho las cosas bien.
Pero se insiste en decir que los materiales modifican la pintura.
-Sin duda que la modifican? Yo sé química y no se ha logrado ningún mejoramiento; los materiales pueden ser otros, pero insisto en que la técnica continúa siendo la misma.
¿Que le parece la nueva Comisión de la Pintura Mural, que ha fundado el Instituto Nacional de Bellas Artes?
-Eso es peligroso; es una dictadura?
Se ha dicho que usted pintó murales antes que otros pintores de hoy.
-Por ahí lo dice Siqueiros. En 1902 mis actividades se habían encendido en la Academia de Bellas Artes. Hice un friso en ella y lo mandaron borrar?
¿Cuál era el tema?
-Un señor Olavarrieta regaló unos cuadros... Era Subsecretario de Instrucción Pública don Justo Sierra y se me ocurrió hacer un friso en el que aparecía el donante. Era un friso de 27 metros de largo por 3 de alto.
Ya habrá visto lo que se sigue descubriendo en los muros del ex convento de Huejotzingo.
-Lo que allí se hizo para destruir esos murales no es nuevo. Eso ha sido universal. Lo mismo en Italia, que en Francia? La barbarie es universal. Que sencillamente, no les gustaban. En Florencia descubrieron no hace mucho un mural de Andrea del Sarto. En todas partes se cuecen habas. Usted habrá visto también lo encontrado en el ex convento de Actopan. La técnica es de origen italiano y se ve que son reproducciones de grabados. La influencia italiana en la arquitectura de México fue en ciertos casos más fuerte que la española. Fijémonos que en España no hay cúpulas y en México habrá unas 20,000.
Usted hizo alguna vez un inventario a ojo de buen cubero de las iglesias hispano-mexicanas.
-¡Si, señor! Don Justo Sierra me dijo que quería que yo hiciese ese inventario, bajo un punto de vista físico y artístico, Lo preparé en dos volúmenes de más de 700 páginas cada uno, pero se han perdido, y por más que se les busca...
¿En qué zona el número de las iglesias es mayor?
-En el Estado de México. Son alrededor de 1,800. Luego sigue Puebla con 1,600. Hubo una época en que fabricaban de 60 a 80 templos, iglesias, capillas, por año? Por eso es que no tenemos carreteras y acueductos. Los franciscanos se detenían en un lugar, clavaban una cruz, y otra y otra, en su viaje a California, y en toda esa ruta fueron dejando iglesias y capillas, preciosas entre paréntesis, hechas con un gran gusto y con una personal concepción del paisaje. Las iglesias de los campos son verdaderas flores en un jardín; son floraciones de la tierra; eso lo digo yo en uno de mis libros. Hoy vale uno de ellos 1,600 pesos y al darme cuenta de ello en una librería le dije al librero: "¡Oiga, amigo, por 1,600 pesos vuelvo a escribir otro libro!"
¿Ya no escribirá usted más sobre arte mexicano?
-Mi próximo libro se llamará Cómo nace y crece un volcán. Me ha costado mucho trabajo y mucho dinero. Toca todos los aspectos que ofrece el Paricutin, hasta el aspecto humano; será un libro espléndido, como para darles en la cabeza a los sabios.
¿Y cómo se hizo amigo del Parícutin?
-Llegué cuando tenía cinco días de nacido. Mi amistad con él estuvo a punto de causarme la muerte, pues los gases que de él se escapaban me intoxicaron. He vuelto a la vida milagrosamente y me siento más joven que nunca.
¿Quiere usted ofrecerme una taza de café?... ¡Si de Veracruz, mejor! Ahora está de moda el café presidencial.
-No le daré café, pero tengo un té hindú, y usted sabe que el té, como el vino, cuanto más viejo, es más delicioso.
(La luz solar invadía el estudio en que el Doctor Atl se ha instalado. Le vi entrar a la cocina, y puso a hervir el agua, mientras tarareaba una canción, silbándola.)
-¡Ah! -dijo, lanzando un grito-. El presidente municipal de San Juan Parangaricutiro, me dijo aquella vez: "Doctor: en la mañana siguiente al nacimiento del volcán, levantamos un acta." ¡Es un documento único en la historia universal de la geografía! Y en el acta se le puso el nombre, después de hacer consideraciones históricas, tradicionales, familiares... Es un libro descriptivo el que estoy preparando sobre el volcán. Nada tiene que ver con ese libro que ha publicado el Instituto de Geología, en que las ilustraciones son pésimas y lo único bueno es el estudio petrográfico. ¡Yo quiero hacer el estudio psicológico del volcán!? Este año escribiré cinco libros? Aquí tiene usted los originales.
¿Cuáles son?
-Uno es sobre el suicidio.
-Hay una película de Chaplin que ha sido prohibida en los Estados Unidos porque no habla mal del asesinato.
-Eso no creo que tenga importancia en México, porque ...
¿Y cómo le nació ese volcán en la mente?
-La naturaleza me ha puesto en las manos un volcán; y me ha dicho: "¡Dibújalo, píntalo, ámalo!..." ¡Y aquí está el libro! Me acuerdo de aquella vez en que tuve el gusto de saludar al Strómboli en erupción.
¿Y estas pinturas?
-Como usted ve, el Paricutin es "la divina garza" para mi. Aquí tiene usted el té. Le advierto que este té procede de una de las provincias del norte de la India y que me lo ha regalado un chino.
Usted siempre enamorado de China y de los chinos?
-Estoy ahora estudiando la escritura china, no para escribir en chino, sino para leer algunos poemas. Primero hay que fijarse en el paisaje caligráfico, luego en el sonido, y luego entender el poema?
¿Usted ha estado en China?
-Era yo muy "chamaco". Estuve en Pekín y todavía estaba la Emperatriz. Yo entré al palacio imperial y robé lo que pude, pero sólo me quedé Con un pendantif de jade, que me robaron durante la revolución mexicana. Recuerdo muy bien que durante el saqueo del palacio imperial, entraron los húsares alemanes. Eran los días de los bóxers.
¿Y este libro?
-Es el texto chino-inglés de Wit, wisdom and written characters de Rose Kuong. Estas letras dicen, fíjese muy bien: "¡Si todos los días lavas y peinas tus cabellos y luego tu corazón, serás un sabio!" Este aforismo es de cuatro mil años antes de Cristo, cuando ya los chinos conocían el pincel. Hace mil doscientos años que apareció en China el primer libro impreso.
Pero no en caracteres movibles, por supuesto.
-Naturalmente. En el siglo xi de nuestra era, sin embargo, dice una vieja crónica que Pi-Shang inventó los caracteres movibles en China.
Me tomaré otra taza de té ?
-Para preparar el té hay que saber alquimia.
Como para preparar el "mole de guajolote", y cada cocinera, usted lo sabe mejor que yo, prepara "su mole". .
-Si este país se salva, será por la mujer. Todas tienen las mismas cualidades. La civilización no ha logrado prostituirla.
¡Pero entre ellas no hay pintores, haciendo la salvedad de Suzanne Valadon en Francia, María Izquierdo en México y Julia Codesido en el Perú!
-No hay pintoras, porque el hombre las ha aplastado. Como son madres están en prisión siempre. Pero en otro sentido hay mujeres de primera línea.
Rafael Sánchez de Ocaña acaba de advertir que son pocas las escritoras que en Hispanoamérica se han ocupado de los temas cervantinos,
-En los tiempos actuales se le ha dado la gloria a Mme. Curie.
¡Pero se han olvidado del viejo Curie!
-Ha habido cierta tendencia para oscurecerlo. La verdad es que ella era su ayudante. Hasta en la película aparece como un pobre diablo. A ella la conocí muchísimo en París, como conocí a Metchnikoff. Todas las mañanas Curie se levantaba muy temprano e iba a comprar al mercado las verduras. En esa época había en París muchos poetas, matemáticos, filósofos? Las obras de Henri de Poincaré eran las más leídas. Poincaré, el poeta de las matemáticas. Eran los tiempos en que los periódicos de Francia eran una maravilla? Vivian en París muchos de los escritores hispanoamericanos más importantes. Entonces traté a Paul Fort, quien tuvo la atención de hacerme una visita en Boulogne-sur mer. Yo vivía entonces en un abandonado salón de cine. Al día siguiente me llevó a presentarme a los periodistas, y me acuerdo muy bien que cuando todos los periódicos de París daban la noticia de mi llegada, en aquel amanecer yo carecía de un céntimo, y le pedí a la mujer de la esquina que me permitiera leer uno de los periódicos y hasta que le dije que yo era el Doctor Atl, de quien hablaban ellos, me permitió leer. Yo fundé poco tiempo después un periódico en París, y Paul Fort, que ya era el príncipe de los poetas franceses, era uno de los colaboradores. Es un periódico que ahora es muy difícil de conseguir. Es una rareza bibliográfica.
¡Por entonces no aparecía Picasso en la escena!
-Picasso es la síntesis de la mixtificación. Yo le conocí muy bien. Es un gran comerciante. Me extraña que gentes tan inteligentes como Juan Larrea le elogien a cada rato. La verdad, mi querido Valle, es que después de los impresionistas no ha habido nada en Francia que valga la pena.
Quien desee conocer a este genio mexicano, lea sus libros: Les volcans du Mexique, Sinfonías del Popocatépetl, Serie de discursos políticos, Las Artes populares de México, Las iglesias de México, Cuentos barbaros, Los volcanes, Cuentos de todos colores, ¡Oro! ¡más oro!, Italia: su defensa en México, Ante la carroña de Ginebra y El paisaje.
Entrevista original, Fondo Rafael Heliodoro Valle, ERHE Expediente 179, 1947.