ESOS TESOROS DE LA UNIVERSIDAD DE TEXAS
Diálogo con CARLOS EDUARDO CASTAÑEDA 100,000 hojas a máquina y fotostatos de documentos de México, muchos de ellos únicos, porque los originales han desaparecido -o para hablar mejor, se han escondido-, son el premio de las arduas investigaciones que pudo realizar desde 1931, en amplios recorridos por ciudades mexicanas, el doctor Carlos E. Castañeda, bibliotecario hispanoamericano de la Universidad de Texas, que es dueña actualmente, de la mejor colección de libros, opúsculos, manuscritos y toda la literatura impresa que ha podido recoger para convertirse en el centro a donde pueden acudir todos los estudiosos.
-1.000,000 de hojas fotostáticas o copiadas a máquina, forman la gran colección documental que tenemos -me informa el doctor Castañeda, que ha venido en rápidas vacaciones a esta metrópoli y ha sido agasajado por un grupo de hombres de estudio y amigos suyos, en agradable convivialidad.
Pero se ha dicho mucho en estos días que?
-Ya sé lo que usted quiere decir; pero yo también quiero decir algo categórico. Y es que no han sido conseguidos por malas artes los libros y manuscritos que aquella Universidad ha podido reunir, no solo en México, sino también en Cuba y las Filipinas, porque la historia de Texas tiene que ser escrita acudiendo a los archivos de muchos países, fuera de los de España, en donde también hemos adquirido mucho que era necesarísimo.
Lo que quiere decir que esos documentos están bien cuidados y que hay que ir a Texas.
-Le diré todavía más: muchos documentos mexicanos, de los que por fortuna tenemos copias, solamente nosotros, ya no están donde yo los encontré. Andan dispersos o en manos anónimas. Y otros se perdieron para siempre.
¿Cómo dice usted?
-Pues verá lo que ha pasado. Algunos de los papeles que tuve a mi alcance en la Biblioteca Nacional de México, ya no están allí. Los del Archivo de Matamoros, fueron destruidos en una inundación que acabó con ellos. Y si hablamos de los que copié en Guadalajara o en Saltillo, nadie ignora que han sido saqueados. Es decir, pues, que si no fuera por la Universidad de Texas, México no tendría conocimiento de esa documentación tan valiosa. La Universidad de Texas ha prestado un verdadero servicio a México. Y los investigadores tienen a la orden, cuando quieran, todos esos tesoros.
Solamente que, para tenerlos a la orden, tenemos que ir hasta allá.
-Pero no puede usted negar que, si se hubieran perdido del todo, gracias a una precaución que nadie había sospechado fuera tal, esos documentos no estarían a la orden de alguien, ni en México, ni en Texas. Hace poco leí un artículo muy inteligente que apareció en el "London Books Magazine", en el que se hace notar el hecho de que, para escribir la biografía de Horacio Walpole, Inglaterra ha tenido que recurrir a una biblioteca de los Estados Unidos, que adquirió el archivo del poeta, y que era propiedad particular de sus herederos. Resulta que en los Estados Unidos esos documentos se guardan como oro en paño y los ingleses han tenido que reconocer que, por el hecho de salvárselos, se les ha prestado un gran servicio.
¿Y cómo va por ahora el catálogo de la biblioteca de don Genaro García?
-Lo vamos preparando muy bien, y, en su mayoría, está listo para consultar ese valioso acervo en el momento que se necesite.
Usted, ¿qué ha encontrado?
-No podría decirlo; pero es que, cada estudioso, encuentra allí novedades, sorpresas.
El doctor Castañeda me habla con entusiasmo, de la obra histórica en cinco volúmenes, de que es autor, y en la que ha colaborado para presentar el que por hoy es el más formal esquema de la historia de Texas. Y habría que señalar, entre otros libros que se le deben, la traducción y revisión de la "Historia de Texas" de Fray Agustín Morfi, que en 1935 editó la Quivira Society, a todo lujo, que es como deben hacerse esas ediciones de obras raras.
-Mi triunfo, que mucho me envanece, con el último libro en que reuní la documentación más seleccionada sobre Texas, ha consistido en que pude demostrar, en los Estados Unidos, que la obra de España durante el régimen colonial, diría más bien lo que hizo México, es más interesante que lo que se ha hecho después; y me ha bastado con números contundentes, hacer esa demostración, ya que, mientras los míos han sido cinco volúmenes, los que se refieren a Texas, separada de México, apenas llegan a dos.
Es cuanto, por hoy, ha tenido la bondad de decirme el doctor Castañeda.
Publicado en "Revista de Revistas" en febrero de 1938.