ANITA BRENNER PIDE SUS ALBRICIAS
Diálogo con ANITA BRENNER-¡Soy la hija del Judío Errante! Vi el último combate de Villa en Aguascalientes. ¿Me va a preguntar qué opino de México?
Y Anita Brenner, hoy Mrs. Glusker, me recibe con su marido en una de las casitas más céntricas de la ciudad de México, en la calle de López (digo mal, de López Velarde). Se ha instalado la pareja universitaria, pues él es doctor de la Universidad de Filadelfia, y ella de la de Columbia, en una de las viviendas más envidiables y con calefacción -¡qué paradoja!- donde viven los periodistas norteamericanos que sudan aquí sobre las cuartillas "standard". Y, si no lo supiéramos bastaría conocer a la portera que tienen, una ogresa bien amaestrada que ha aprendido a decir, aunque desde la calle los vean en la terraza: "Pues ya ve que ahí están, pues "no" están?"
Anita ¿y usted por acá?
-¡Mr. Glusker!
Sí, ya sabía que usted tenía su ídolo "detrás de los altares"?
Mi broma hace explosión, porque ella es la autora -gran suceso editorial y literario-"Idols behind altars" (Payson and Clark, New York), que Baltasar Dromundo atacó injustamente, sin haberlo leído, por la sencilla razón de que no sabe inglés.
Mr. Glusker sigue mi broma:
-Y es un libro de tal calidad, que si yo lo hubiera leído antes de casarme con ella no me caso?
Y hablamos a risa tendida de tantas cosas -¡de tantas!- en tantos minutos que giraron como rehiletes de color al viento de las añoranzas. Anita es periodista y de los buenos, de los que sabe donde anidan las tórtolas, y sin embargo, yo di con su nido, apenas supe que había llegado con una beca de la Fundación Guggenheim, a emprender ciertas investigaciones sobre la carne viva del pasado mexicano.
-He venido a trabajar un año en cuestiones arqueológicas. Mi esposo me acompañará. Primero a Guerrero después a Michoacán.
Ahora todos quieren ir a Michoacán- le digo, estimulando su buen humor.
-¿Sabe usted? En Guerrero hay una zona inexplorada que aparece así en la geografía. Trato de levantar el mapa arqueológico de esa región y me sentiré más que satisfecha de mi viaje a México si hago ese mapa.
Me enseña su cartapacio con apuntes, croquis, cifras y el mapa oficial de Guerrero, efectivamente se lee: "Región desconocida". De pronto aludo a William Spratling que recorrió en balsas el río de idem, buscando peligros para ir a contárselos exageradamente a sus paisanos, y poco faltó para que lo lincharan los indios, cuando creyéndolo el "gringo" que se había encontrado en el Perú el tesoro de los Incas -como quien dice "tras lomita"- le pedían la gala. Aunque Anita sabe lo que es "la gala", trató de explicarme con su marido, para que no vaya a creer que es otra cosa y recurro al símil de Rodrigo de Triana, el que primero divisó tierra de América, pero no recibió las albricias que había prometido Colón.
-Pues en los Estados Unidos ya no damos propinas -dice el doctor-; antes así las dábamos.
-Pero aquí en México-dice Anita- las siguen dando. Es lo que pasa con los pantalones "baloon" que allá sólo eran de los estudiantes y cuando éstos dejaron de usarlos, aquí se los seguían poniendo algunos adultos?
-Volvimos a nuestro tema: los aztecas, los ídolos, la arqueología ¿Hasta donde llegó la cultura azteca? Este es el punto, me dice Anita. Es lo que trata de definirse; hay que poner un límite, una barda, al área arqueológica Azteca, porque de allí siguen por un lado los tarascos y al otro rumbo los zapotecos.
-Aquí -mostrándome el mapa oficial- hay muchas ruinas. Iguala, Cocula, fíjese bien. Pero en esta comarca desconocida ¿qué hay? Y como corre un río, el río más grande de México, el más importante, hay que seguir los restos de la cultura precortesiana. En las cuencas de los grandes ríos han florecido las culturas representativas?
Y mi amiga ve deslizarse la canoa de nuestra conversación desde los aztecas imperialistas hasta el imperialismo yanqui. Ham and eggs, jazz, hot cakes, quick lunch, Rotary Club, ¡qué cosas! Y hablamos de los libros raros que se fugan, de los monolitos que se escapan, de la Fundación Guggenheim que paga en estos momentos los gastos y estudios de dos universitarios mexicanos que están especializándose en los Estados Unidos y de muchos americanos que estudian, especializándose también, en México y Sudamérica.
-Mr. Guggenheim fue dueño de minas en México y Sudamérica. Y ahora devuelve parte de la plata que reunió? ¿No le parece que es una nueva filosofía?
Lo mismo que hizo Cortés cuando fundó el Hospital de Jesús y tantos otros imperialistas.
Hablamos del interés extraordinario que hay en los Estados Unidos por estudiar a los países que están dentro de sus redes económicas. Unos la arqueología, otros la cuestión social, otros la estadística, muchos -los más- la historia. Y, claro, nos referimos a la Universidad de South Carolina, a la de Tulane, a la de Columbia, y a la obra de intelectuales de vanguardia como Waldo Frank.
-A Frank lo adopte como padre adoptivo. ¿Sabe?
Y seguimos por ese hilo, hasta llegar a libro "Tales from Argentina" que Anita vertió al inglés y Frank prologó, y luego a "México and its heritage" de Ernest Gruening, en que ella colabora inteligentemente. Ahora prepara "The Eagle and the serpent" de Martín Luis Guzmán, recientemente editado por Knopf.
Salimos a la terraza. ¿Pues qué? ¿No estábamos en ella? No. En el cuco saloncito, con calefactor y todas esas cosas indispensables que los yanquis han inventado para complicarnos la vida -la revista "Time" una de ellas- las sillas sabrosas para tertuliar, etc, etc.
En la terraza hay flores en maceta, y es domingo, y en la Alameda hay feria. Y en un rincón este letrero: "No corté las flores, que se lo agradecerán". Al fotógrafo le digo que no se olvide de las flores, que ellas también son agradecidas? Y entretanto, Anita hace ausencias de su terruño de Aguascalientes, donde nació.
-Soy la hija del Judío Errante -me dice-. Mi padre era el dueño de unos baños famosos. Todo eso se acabó en la "bola". Me acuerdo que presenciamos el último combate de Pancho Villa. Mi casa estaba detrás del cerro de la Cruz.
¿Y ya escribía para los periódicos?
-Escribí desde los 10 años?
¿Y ahora?
-Un ensayo sobre Unamuno, para "Scribner´s Magazine". Y muchos artículos para la prensa de allá.
-"Idols behind altars" -le digo- será siempre su libro cumbre. ¡Gran hallazgo de título! Los ídolos siguen detrás de los altares?
Y Anita, por toda contestación me dice:
-Cuidado con seguir cortando flores. Porque no sólo yo, también ellas se lo agradecerán?
Publicado en "Revista de Revistas" en enero de 1931.